Soberanía | 9 oct 2022
Soberanía o dependencia
💪 Ni izquierdas ni derechas, políticas de orientación nacional
En Argentina, en reuniones de personas donde se debate sobre política, hay grupos que se definen como de derechas y otros como de izquierda, según las ideas que exponen. Ante esta situación, hay que ver cuál es la diferencia real entre ellos, pues a lo largo de la historia nos han dado ejemplos de cómo han actuado juntos. En las últimas votaciones que se dieron en sesiones del Congreso se apreció nítidamente.
Esta situación se vio claramente en 1945, cuando comunistas (R. Ghioldi, Victorio Codovilla), socialistas (A. Ghioldi, N. Repetto, Luis Pan), conservadores (M. Carlés, F. Pinedo), radicales (M. A. Zavala Ortiz, R. Balbín), Demócratas progresistas (H.Thedy), es decir, políticos de izquierda y de derecha, integraron la Unión Democrática, una oposición política aglutinada por el embajador de Estados Unidos, Spruille Braden, para ir en contra a la candidatura de Juan D. Perón, un coronel que participó en el golpe de estado de 1943, y que desde la Secretaria de Trabajo y Previsión construyó una plataforma de lanzamiento ubicando en un rol protagónico a un actor social postergado históricamente: el movimiento obrero argentino.
Los integrantes de la Unión Democrática fueron en contra de leyes sociales como la “Ley de indemnización por despido”; de mejoras salariales sustanciales; más tarde, el sueldo anual complementario –el aguinaldo- para todos los trabajadores; el seguro social y la jubilación para todos los trabajadores; el “Estatuto del Peón de Campo”, que beneficiaba a uno de los sectores más postergados: los trabajadores rurales que no gozaban de la más mínima protección social, etc. Tanto los de izquierda como los de derecha, fueron lo mismo.
Creo que hay que dejar de categorizar a los gobiernos como de izquierda o de derecha, y analizarlo por su administración, por lo que hicieron por el país.
No es igual un gobierno que se endeuda en forma brutal con sus elevados costos financieros;que permite fugar divisas;que cae bajo la dependencia del FMI, que restringe nuestra soberanía con sus condicionalidades siempre recesivas;que dolariza deudas en pesos sin necesidad ni urgencias; que implementaoperatorias de timba financiera que ocasionan consecuencias negativas para el país, con ganancias astronómicas para quienes luego la fugan a guaridas fiscales;de uno que se desendeuda con los deudores privados y que “echa” al FMI de su incumbencia sobre el plan económico del país.
No es igual un gobierno que se allana a las exigencias de los fondos buitres, luego de esfuerzos de otros gobiernos para no caer bajo sus garras; que lleva políticas de desindustrialización que afecta a millares de empresas, que causan sus cierres y que ocasionan la consiguiente pérdida de puestos de trabajo, una disminución del poder adquisitivo de los salarios de los que aún mantienen su trabajo; que producen exclusión social y concentración de la riqueza de minorías excluyentes a otro que crea millones de puestos de trabajos a partir de motorizar planes y programas de construcción de viviendas, infraestructura y la creación de parques industriales para ir camino a un país industrializado.
No es lo mismo un gobierno que paraliza grandes obras públicas, las cuales las necesita para impulsar su desarrollo socio económico, como centrales nucleares, hidroeléctricas, centrales térmicas, gasoductos, oleoductos, rutas y autopistas, que otro que realiza un plan de obras públicas mayúsculo por todo el país.
No es lo mismo un gobierno que desatiende la salud pública en todos sus estamentos que uno que realiza un plan de vacunación integral, que entrega medicamentos gratuitos a jubilados y ciudadanos de escasos recursos, que construye hospitales y centros de asistencia primaria; que con un tren sanitario recorre gran parte del país ofreciendo servicios gratuitos de distintas especialidades médicas como oftalmología, odontología, etc.
Ni derechas ni izquierdas, el gobierno nacional que se dice justicialista debe transformar las estructuras económicas a partir del Estado, y no aceptar sumisamente los propósitos de los mercados, el orden del poder económico, que generalmente es extranjero, y que harán perpetuo los mecanismos de dependencia, subdesarrollo y pobreza.
Sin olvidar de dónde venimos por las pandemias sanitaria y la del macrismo, y soportando los resultados de una guerra que repercute en nuestro país, hay que resolver la situación de millones de trabajadoras y trabajadores que hoy no tienen empleo y padecen indigencia, y que no llegan a cubrir la canasta básica alimentaria para sus familias; y si tienen trabajo afrontan la escalada inflacionaria de la canasta básica total que lastima sus bolsillos.
Dejemos de lado las definiciones, ni derechas ni izquierdas, un gobierno de orientación nacional para todos los argentinos y argentinas.
Jorge Alegrechy