jueves 20 de junio de 2024 - Edición Nº2024

Análisis | 23 nov 2022

Jorge Alegrechy

🦾 Obras Públicas e industria nacional para hacer una Argentina grande


En la historia de las ideas y los procesos políticos en la Argentina, están definidos los que lucharon por un país libre, soberano y con justicia social y los que tuvieron odio a nuestra propia cultural nacional, a nuestro pueblo y a nuestra bandera; gobernantes que estuvieron dispuestos a estafar, enajenar y vender la Patria con tal de hacer prevalecer su interés personal, el de su familia y sus amigos; que entregaron nuestro patrimonio nacional a cambio de sostener su statu quo, controlando y  manteniendo su poder para imponer sus ideas.

 

En nuestros días, el neoliberalismo es el mercado financiero, es el sector que está dispuesto a llevarse puesto todo y que no se hace cargo de las consecuencias que acarrea; lo vimos claramente durante la pandemia como incrementaron su riqueza, a costa de la mayoría de la población que la pasó muy mal, aún, con las ayudas que implementó el gobierno. Esto lleva a la injusticia y a la violencia a extremos no deseados.

 

El mercado es apátrida en esencia, es el que apunta al debilitamiento de la conciencia social de los grupos que han luchado y luchan por un esquema original de trabajo y organización social de riqueza que se oponen al despojo que provocan intereses particulares y foráneos en nuestro país, con una oligarquía, medios y justicia como colaterales.

 

Nos tratan de convencer que la Argentina es un país invivible, decadente y pobre cuando en realidad es un país saqueado.

 

Sin cambiar la estructura productiva, controlando las fugas de capitales y recuperando algunos puntos básicos, como control de puertos y aduanas, recuperación de la mal llamada hidrovía, concentrar el comercio exterior en manos del Estado, usar la tecnología y la base de datos de la AFIP para mejorar la distribución de la riqueza y una reforma impositiva progresiva, etc., se puede salir de la decadencia infligida y dirigidas desde los centros de poder y los cipayos de turno.

 

La deuda externa con el FMI, acreedores privados y el Club de París, más la deuda interna, nos condiciona, y sabemos lo que viene por las condicionalidades que nos imponen: más endeudamiento, recesión, desempleo, mayor pobreza, protesta social que generalmente viene acompañada de represión, etc. Esto lo vimos desde el año 1956, cuando el tristemente célebre gobierno de la Revolución Libertadora, nos introdujo en los Institutos Financieros Internacionales.

 

Hoy, tras las pandemias del macrismo y el COVID 19, más la guerra entre Ucrania y Rusia, que repercute en todo el mundo, la Argentina se está recuperando macroeconómicamente mucho más rápido que lo esperado, pero la desigualdad aumenta, los frutos de la desigualdad no llegan a la base de la sociedad, pues muchos de los trabajadores formalizados, más los informalizados, no superan la línea de pobreza, y es ahí donde hacer foco, recursos materiales y humanos hay.   

 

Para ir revirtiendo la situación actual, el gobierno ha presentado el Plan Argentina Grande, un Plan de Obras Públicas para el Desarrollo de la Nación que define y organiza las acciones y la infraestructura necesarias para la construcción federal. Es un plan diseñado para generar trabajo y llegar al último rincón de la Argentina con soluciones inteligentes para mejorar la competitividad y la producción.

 

Propone transformar la matriz de desarrollo productivo del país con obras estratégicas que impulsan la creación de empleo y generación de divisas. Asimismo, busca promover un aprovechamiento racional de los recursos y poner en valor las capacidades del territorio y de la población, así como impulsar una redistribución regional de las oportunidades, que permitan disminuir las inequidades y brechas existentes. Son 120 grandes obras estructurales que se implementan en función de cuatro ejes de Gestión:

 

Conectividad e infraestructura vial para fortalecer una red de integración que permita reducir los desequilibrios regionales y favorezca a la producción y la conexión de los pueblos.

Obras hídricas y de saneamiento para impulsar el desarrollo humano y agrícola a través de una gestión integral y planificada, que permita avanzar en la universalización de los servicios de agua potable y saneamiento.

Infraestructura rural y urbana para consolidar proyectos estratégicos que generen condiciones para el crecimiento y apunten a equilibrar el desarrollo productivo y social entre las regiones y las ciudades, y fortalecer las localidades rurales.

Infraestructura del cuidado para fortalecer y generar nuevos espacios de cuidado, a escala local y con foco en la salud, los géneros, la niñez, las juventudes y las personas mayores, que garanticen estándares básicos de acceso a la educación, la salud integral y el esparcimiento.

 

Con grandes obras públicas estructurales, con un proceso de industrialización que sume valor agregado a la producción actual y pueda sustituir importaciones vigentes y los enormes recursos naturales (petróleo, gas, litio) y humanos, estamos en condiciones de revertir nuestra actualidad y hacer una Argentina grande.

 

Jorge Alegrechy

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