martes 10 de diciembre de 2024 - Edición Nº2197

Análisis | 3 feb 2023

por Fernando Javier Liébanes

🏴‍☠️ Las doce invasiones inglesas


INTRODUCCIÓN

 

Realmente poca gente conoce bien la Historia Argentina. Muchas son las causas de ello; cuestiones políticas, formas de dirigir la educación a determinados sectores, cipayismo y hasta algún tipo de corrupción, serian algunas de ellas.

 

Lo cierto es que nos enseñaron nuestra historia desde una concepción mitrista, algo así como una conformación de ideas comunes al modelo necesario de Nación, dejando de lado lo demás, como si no sirviera; en definitiva, algo muy parcial.

 

A todos nos enseñaron de las dos invasiones inglesas a Buenos Aires, pero al resto se las olvidan, salvo rara excepción. En total tuvimos doce invasiones a nuestro territorio por parte de los ingleses y siempre con el mismo objetivo, someternos de forma colonial, comercial o militar. Puede que se me haya escapado alguna, pero, de todas formas, sirve como cachetazo para la reflexión.

 

Debo aclarar que no soy historiador ni lo pretendo, tan solo me limito a los hechos que ya fueron investigados y registrados por prestigiosos entendidos.

 

INVASIONES

 

1° Invasión – Año 1763

 

Inglaterra busco aliarse con Portugal, y lo hizo a través del tratado de Methuen1, que le otorgaba la posibilidad de aprovisionarse en cualquier puerto Lusitano del mundo. A la vez que intensifico su más antigua forma de comerciar: El Contrabando, en aquellos lugares donde les estaba vedado el comercio.

 

A comienzos de enero de 1763, el 06 o el 07, se inicia el ataque a Colonia del Sacramento, pero fracasan. El Comandante ingles era John Mac Namara, y perece en el ataque.

 

Por Aquel entonces la zona era Gobernación de Buenos Aires y correspondía al Virreinato del Perú2. Dicha Gobernación estaba encabezada por Don Pedro de Cevallos.

 

2° Invasión – Año 1765

 

John Byron3 llega al archipiélago Malvinense en enero de 1765, y en la Isla Trinidad, que bautiza Saunders, establece un apostadero; luego funda Puerto Egmont4 en honor al primer Lord del Almirantazgo. A este puerto los españoles lo denominan Puerto de la Cruzada. Ante estos acontecimientos, España reacciona y por medio de una Real Cédula, incluye al archipiélago en la jurisdicción de la Gobernación de Buenos Aires. Los británicos reconocen la soberanía española, luego de reiterados reclamos. Pero no retiran a sus tropas, por lo cual hubo un choque armado favorable a España. También es cierto que, para entonces, los franceses ya llevaban más de un año de instalados en la bahía Anunciación, de la isla Soledad5.

 

3° Invasión – Año 1769

 

El 10 de diciembre de 1769, el Capitán Antonio Hunt, comunica a Ruiz Puente6, quien fuera Gobernador, que había ido a ocupar en nombre de su Majestad Británica, el archipiélago Malvinenese, estableciéndose nuevamente en Puerto Egmont. El por entonces Mayor General Juan Ignacio Madariaga, es enviado desde Buenos Aires, y obtiene la rendición el 1° de Julio de 17707.

 

4° Invasión – Año 1788

 

En 1788 los ingleses ocupan la Isla de los Estados.

 

En 1790 son expulsados de la Isla Grande de la Tierra del Fuego, y recién para 1791 lo son de la Isla de los Estados, por orden directa del Virrey Loreto.

 

Por entonces ya había sido firmado el Tratado del Escorial (1790)8, por el cual se prohibía a los ingleses navegar y pescar a menos de 10 leguas de tierras españolas, y establecerse en ellas.

 

5° Invasión – Año 1806

 

En abril de 1806 parte del Cabo de Buena Esperanza, una escuadra naval compuesta por cinco navíos de guerra e igual cantidad de buques de transporte, todos con bandera inglesa y a las órdenes del Comodoro Home Popham; las tropas que transportaban se encontraban al mando del Brigadier William Carr Beresford.

 

Antes de partir, los tres más altos jefes de la expedición habían convenido en distribuir los tesoros, que sospechaban encontrar en Buenos Aires. Y que, según las leyes navales inglesas, los caudales eran "Buena Presa"; el convenio reservo al Mayor General David Baird, la cuota del jefe por haber autorizado la misión. En junio de ese año confirman sus sospechas cerca de Montevideo, a través de un escocés llamado Russel, que viajaba como pasajero en una goleta de bandera portuguesa.

 

El 25 de junio los ingleses desembarcan en Quilmes, y ocupan la ciudad de Buenos Aires con poca resistencia. Se establecen los términos de la capitulación, en los cuales los británicos exigen la entrega de los caudales reales; pero estos habían sido enviados a Luján por orden del Virrey.

 

El 05 de Julio el tesoro está en Buenos Aires, y doce días más tarde la fragata Narcissus zarpa hacia la Gran Bretaña con su valiosa carga. El 12 de septiembre llega el tesoro a Portsmouth, y en ocho enormes carros (c/u llevando 5 toneladas de pesos plata), parte hacia Londres, donde es recibido con un enorme jubilo, y es depositado en el Banco de Inglaterra para su posterior distribución. Lo que los ingleses no se imaginaban en esos momentos, era que Buenos Aires había sido reconquistada un mes atrás. Esta acción había sido llevada a cabo por el entonces Capitán de Navío Don Santiago de Liniers. Recién en 1808 los ingleses pudieron repartirse el botín, y después de que un fallo de las autoridades inglesas acordara las sumas correspondientes a cada uno.

 

Siendo un total de 296.187 libras, 3 chelines y 2 peniques; que se repartieron entre 2841 participantes de la invasión a Buenos Aires (1235 del Ejercito y 1606 de la Marina).

 

El Mayor General David Baird recibió 35.985 libras; el Brigadier William Carr Beresford 11.995 libras; y el resto se distribuyó aproximadamente en 7.000 libras para los Jefes Superiores de tierra y mar, 750 para los Capitanes, 500 para los Tenientes, 170 para los Suboficiales y 30 libras para cada Soldado o Marinero.

 

6° Invasión – Año 1807

 

Los ingleses, anoticiados de la captura de Buenos Aires en 1806, organizan y envían un contingente militar de refuerzo, sin saber que la invasión del año anterior terminó en un fracaso militar; lo que hizo que esta fuera una nueva y con intentos de lavar la imagen de la corona.

 

La población de Buenos Aires se entera de la presencia cercana de una importante flota inglesa, al ser invadidas las ciudades de Montevideo y Colonia.

 

Para fin de junio de 1807 los ingleses tiran anclas en la Ensenada de Barragán, y el 1° de Julio comienzan a movilizarse hacia la Capital.

 

Los criollos intentan frenar el avance, pero son derrotados. Sin embargo, y a pesar de la angustiosa situación, los vecinos de Buenos Aires se organizan para la defensa.

 

Poco tiene hoy de cierto la famosa "aceite hirviendo”, pues era un artículo bastante caro por esos tiempos. Lo cierto es que los habitantes de la Buenos Aires colonial, hombres y mujeres, combatieron con sobradas muestras de valentía y decisión. El 07 de Julio de 1807, el Comandante en Jefe de las tropas inglesas, General Juan Whitelocke, decidió firmar el tratado que ponía fin a la lucha en el Río de la Plata.

 

Principalmente luego de estas dos invasiones (1806 y 1807), se incrementaron los propósitos para la emancipación. Hecho que los británicos apoyaron, pues pretendían que Buenos Aires fuese un protectorado de ellos, para así poder comerciar libremente; tanto fue, que hasta prometieron su apoyo a todo intento emancipatorio del Reino de España.

 

7° Invasión – Año 1833

 

Para 1825 los ingleses continuaban haciendo de las suyas; el 02 de febrero de ese año se firma un tratado de amistad, comercio y navegación, entre las Provincias Unidas del Río de la Plata y la Gran Bretaña. A través de este tratado éramos reconocidos como Nación independiente; y también establecía reciproca libertad de comercio, disminución de los derechos de importación y eximición de tasas portuarias para ambas partes; libertad de conciencia para los súbditos ingleses que residían en nuestro territorio, y la abolición total de esclavos.

 

Realmente extraño o cipayo fue este tratado, pues la esclavitud había sido abolida en la Asamblea de 1813 y fue tan solo algo deseoso, pues al poco tiempo se firmó un decreto especial que le permitía a los ingleses continuar con la esclavitud y, por otro lado, ni siquiera contábamos con barcos para poder efectuar ese libre comercio. Pese al reconocimiento como Nación soberana, el 02 de enero de 1833, los ingleses ocupan el Puerto de Soledad, en las Islas Malvinas, a través del Capitán John Onslow.

Territorio que, por el tratado de Tordesillas, correspondía a el Reino de España, y que luego por la cesión de tierras, al ser reconocida nuestra independencia, nos pasaron a pertenecer.

 

8° Invasión – Año 1845

 

Gran Bretaña, lejos de abandonar sus apetencias comerciales en América del Sur, resuelve en 1840, exigir la libre navegación de los ríos interiores argentinos para sus buques mercantes. Esto era para poder llegar a puertos como Asunción o Rosario. Para entonces se encontraba Rosas en el poder, quien sistemáticamente les negó el pedido; ante esta posición y a otras circunstancias, los ingleses y franceses, declararon el bloqueo al Puerto de Buenos Aires.

 

Sus objetivos eran los de obtener la libre navegación de los ríos Paraná, Uruguay y Paraguay; y el ponerse en contacto de una manera más cómoda, con la gente de Corrientes, ya que se encontraban envueltos en una guerra contra Rosas. Enterado de esto, Rosas, mando a fortificar el paraje conocido como Vuelta de Obligado, al norte de la provincia de Buenos Aires. Varias embarcaciones unidas con cadenas, le cortarían el paso a la escuadra Anglo–Francesa, a la vez que cuatro baterías de cañones, defenderían la posición.

 

El 20 de noviembre de 1845 tuvo lugar el combate. No fue una victoria, pero se les demostró a los gringos que no sería fácil efectuar lo que pretendían. Finalmente, el 15 de Julio de 1847, Inglaterra levanto el bloqueo, y Francia dispuso similar medida un año después.

 

9° y 10° Invasión – Años 1908 y 1917

 

En esos años la Gran Bretaña dispuso a través de dos cartas patentes, el pescar bajo su permiso y supervisión; no solo en las aguas de las Islas Malvinas, Georgias y Sándwich del Sur, sino que también en gran parte de nuestro litoral continental patagónico, llegando incluso a querer ejercer sus pretensiones sobre territorios continentales.

 

Salta a las claras las oscuras intenciones inglesas de no dejar de lado sus pretensiones de expansión colonial, utilizando en estas veces, el comercio como arma.

 

Observando un simple mapa, se comprueba el pretendido robo inglés, ya que se arrogaban como suyas las tierras y aguas al sur del paralelo 50°, y entre los meridianos 80° y 20° de longitud oeste.

Ciertamente, todo quedo sin efecto por esos años, merced a las gestiones diplomáticas. Pero también es cierto que la invasión existió en los papeles.

 

11° Invasión – Año 1970

 

Esta fue una suerte de invasión comercial a gran escala, y con funcionarios públicos argentinos, evidentemente inclinados hacia los invasores. Al menos uno de estos funcionarios, ocupo un puesto relevante durante la gestión gubernamental del Doctor Raúl R. Alfonsín.

 

En 1968 la firma inglesa DELTEC INTERNACIONAL y el KING RANCH, de origen estadounidense, se asocian y forman la DELTEC PANAMERICANA.

 

El King Ranch, llego a poseer en Venado Tuerto (Santa Fe) unas 35.000 hectáreas y en el sur de Brasil algo similar; estimándose que en 1970 ya había alcanzado un rebaño de vacunos de unas 200.000 cabezas, entre los dos países.

 

El asunto era adquirir la mayor cantidad de tierras en nuestra Pampa Húmeda, en el Uruguay y en el sur de Brasil; que daban como 1.400.000 Km² y un rebaño bovino de 140.000.000 de cabezas; cifra que superaba en tres veces a las existencias de Europa Occidental o de Estados Unidos, según una estadística de 1970, hecha por el Ministerio de Agricultura de Washington. Deltec Internacional era desde el año 1900, el único comprador y distribuidor de la carne argentina, a través de sus frigoríficos (testaferrados) Swift, La Blanca, Armour, y La Negra; pero la cadena de frigoríficos entre Brasil, Uruguay y Argentina llegaban a veinticinco, de los cuales diez aún subsisten, sobre todo en Brasil.

 

Los puertos de embarque eran siete, Bahía Blanca, Buenos Aires, La Plata, Montevideo, Paranaguá, Santos y Río Grande. En pocas palabras, el King Ranch criaba y Deltec procesaba.

 

Un Juez, el Doctor Salvador María Lozada, puso todo sobre la mesa, cuando en 1970 se decretó la quiebra al frigorífico Swift, por una evasión fiscal de 25.000.000 de dólares.

 

Hasta se refloto la vieja investigación de Lisandro de la Torre, quien enjuicio a varios funcionarios del gobierno del General Justo, entre los que estaban el Gerente del Banco Central (Raúl Prebisch) y el Director de Réditos (Enrique Malacorto), y el propio Ministro de Hacienda (Federico Pinedo), hay que destacar que fue para 1935.

 

Pero hacia fines de 1950, Federico Pinedo volvió a tener las riendas de la economía del país; Raúl Prebisch fue asesor de los gobiernos de Aramburu (1955) y de Alfonsín (1984); en tanto Enrique Malacorto fue el Vicepresidente del Banco Central, cuando el General Ongania estaba en el gobierno y se investigaba la evasión de divisas de Swift. Los pedidos que por entonces se le enviaban al Banco Central, solicitando informes para dilucidar la verdad acerca de la evasión, mismos que enviaba el General Ongania, se demoraban más de la cuenta. Otra razón más, había aparte de Malacorto, el Ministro de Economía era Adalbert Krieger Vasena, y de él dependía el Banco Central. Y en 1969, Vasena deja su puesto y ocupa la Gerencia Regional para el Area de Latinoamérica de Deltec Internacional.

 

Lo que hizo el Juez Losada no fue aislado, la Fuerza Aérea Argentina se opuso para que el Estado Argentino le vendiera al King Ranch, unas 80.000 hectáreas en la zona de las Islas Lechiguanas, en la Mesopotamia. Las dos acciones hicieron que el gigantesco monopolio ganadero no continuara avanzando.

 

Tan enorme era el poder de Deltec que en el juicio por quiebra que llevo adelante el Doctor Lozada, se pudo comprobar que, en los balances de 1966, la empresa había tenido una ganancia de 2.800 millones de dólares por la venta de carnes en el mercado internacional. Para entonces la balanza comercial argentina dio un superávit de 1.593 millones de dólares en comercio exterior; es decir que el de esta empresa casi duplicaba al de nuestro país.

 

Era realmente un gigantesco robo lo que se le hacía a la Argentina. Hasta 1970, la carne que se vendía a Inglaterra, era sin precio fijo. La carne era subastada en Londres entre las 7.000 carnicerías de todo el país (3.700 era de Deltec) de manera tal que los precios eran ajustados a sus intereses. Los fletes hacia Inglaterra, también quedaban en poder de ellos, pues se hacían en sus propios buques; los seguros se efectuaban a través del Lloyds, es decir a través de ellos. Y lo más increíble de todo esto, es que hasta del flete interno en Inglaterra se hacía cargo Argentina.

 

Por entonces la tonelada de carne costaba unos 400 dólares, y a la Argentina solo retornaban 180 dólares.

Como hecho anecdótico se recuerda la veda de vientres de 1970 en nuestro país. Por la cual, para no sacrificar ganado joven, se importó carne de Finlandia, unas 80.000 toneladas. Lo absurdo era que esa carne, era argentina, que Deltec había vendido a Finlandia. Por esa misma carne, Argentina había obtenido 180 dólares y ahora la compraba a 400 dólares la tonelada. Pero esto por más cruel que sea, no deja de ser anecdótico, a pesar de todo.

 

Para tanto eran las apetencias de este poderoso imperio, que en Londres la revista "International Manager", en uno de sus números de Octubre de 1970, publico una circular que Deltec dirigió a sus Gerentes de Ultramar, y en la cual se describe de una manera clara y precisa el accionar inescrupuloso y hasta desafiante que tenían.Dice así:"Probablemente no sea sabio enviar afuera a un Gerente con sentido moral muy firme. En muchas situaciones tendrá que buscar compromisos. En ciertos países, por ejemplo, no se pueden adelantar negocios sin comprar algunos funcionarios públicos. El Gerente que no esté dispuesto a proceder así, bajo ninguna circunstancia debe ir a países donde esa es la costumbre. El Gerente ha de plegarse a las convicciones del país donde esta y en muchos el soborno no es un pecado. En algunos países hay miembros del gobierno que lo toman como una especie de recompensa en su carrera, que puede ser muy corta."

 

Me parece que las ideas de hace unos cuantos siglos atrás, que tenía la corona británica, pasaron de una manera sencilla a sus súbditos, y llegaron hasta nuestros días sin mayores tropiezos.

 

12° Invasión – Año 1982

 

Tal vez 1982 sea el año que más este presente, por estos temas, en la memoria de muchos. Para realizar esta nueva invasión, los ingleses nos llevaron a la guerra. Y como toda guerra, estuvo plagada de miserias humanas; por ella se mintió y se miente, o de ultima no se dice todo lo que se sabe. Circunstancias que llevaron a que gran parte de la sociedad argentina, pusiera el tema en el cajón de la vergüenza.

 

Quizás 1982 sea recordado más por la histórica recuperación de las Islas Malvinas, Georgias y Sándwich del Sur del 02 de abril, y por la guerra subsiguiente, que por la invasión inglesa.

 

No es que este mal o bien, solo sé que hay que recordar que parte de nuestro territorio se encuentra ocupado por otra Nación. La cual no cede un palmo ante nuestros reclamos; que solo busca su conveniencia y que en definitiva es nuestra enemiga de ayer, de hoy y hasta la de siempre, si no nos acordamos de ser argentinos.

 

Podría desarrollar mucho aquí, pero soy parte involucrada, un Veterano de esta mal conocida "Guerra de Malvinas", y en consecuencia seria parcial. Me movería el apasionamiento por el tema, y no es lo que pretendo; además ya hay muchos libros, revistas, videos y demás yerbas que dicen ser o tener la pura verdad de lo acontecido, y en realidad solo muestran más de lo mismo por distinto autor. Así que tan solo voy a relatar algunos hechos, quizás conocidos por pocos, pero que bien valen la pena que se conozcan, pero será en un Capítulo aparte.

 

Por allí escuche a Cortez que cantaba:

"El tiempo ira trayendo la amnesia inexorable. Habrá muchas condenas y pocos responsables. Dirán que fue preciso, dirán que inevitable. Y al final como siempre, será Dios el culpable."

Cuánta razón tiene este hombre, la hipocresía está en el orden del día.

No se puede cambiar el curso de la historia a base de cambiar los retratos colgados en la pared. Jawahartal Nehru 1889 – 1964

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