miércoles 19 de junio de 2024 - Edición Nº2023

Opinión | 1 may 2023

Malvinas. Ariete político Anglosajon 3°

🇺🇸🤝🇬🇧 Malvinas y la guerra fabricada: creando el "casus belli"


LA ESTRATEGIA DE DESINFORMACION: El Engaño a Galtieri y Anaya

 

-Ademas de los relevantes encuentros en la Embajada Argentina y en el Pentágono relatado en la segunda parte, hubo un encuentro que tuvo lugar el 2 de noviembre de 1981 en Washington el por entonces comandante en Jefe del Ejército y luego presidente de la Nación Leopoldo Fortunato Galtieri, fue a un agasajo para su persona muy importante en la casa del embajador argentino en Washington, Esteban Takács, al que asistió el secretario de Defensa de EE.UU. Caspar Weinberger.

 

También estaban, según relata el Capitán de Fragata (RE) Jorge Sáenz en su libro “El Engaño de Galtieri”:

-El Consejero de Seguridad Nacional del presidente Reagan, Richard Allen;

-El secretario general del Ejército John Marx;

-El subsecretario de Asuntos Latinoamericanos del Departamento de Estado Thomas Enders, quien a mediados de febrero de 1982, en las semanas  previas al desembarco en Malvinas, también visitó Buenos Aires; -El embajador ante la OEA, Raúl Quijano; el embajador ante la OEA de EEUU, John William Middendorf; el secretario general de la OEA Alejandro Orfila; el diplomático itinerante del gobierno de Reagan, Vernon Walters, ….  Y el general Mario Benjamín Menéndez, quien poco después pasó a desempeñarse por menos de tres meses como gobernador de las islas Malvinas.

 

Todos ellos “en homenaje al general Galtieri” que se había convertido en el “niño mimado” de Washington, según declaró el mismo Galtieri. A quien Allen halagó en esa ocasión diciendo “me parece un hombre de una personalidad majestuosa”, comparándolo con el general George Patton.

Remarcamos nuevamente la gran repercusión y atención que mereció un simple jefe de un ejército de un país del tercer mundo, que además de las importantes entrevistas en la embajada comentadas en la segunda parte, tuvo un agasajo digno de un jefe de estado. Esto pone en evidencia que se estaba preparando algo importante desde el poder del centro del imperio de lo cual Galtieri tendría una participación relevante y donde  involuntariamente sería un títere en los acontecimientos cuyos hilos fueron manejados por el poder Anglosajón en Washington. 

 

-En paralelo en el Reino Unido habia un potencial plan de desmantelamiento de la Flota Naval como parte del programa de racionalización económica de Margaret Thatcher al cual se oponía el Foreign Office y la Royal Navy, pero también en el año 1981, además del Plan Militar de Contingencia por una potencial ocupación militar argentina de las islas, se realizó una serie de modificaciones en su política en relación con la flota de la Royal Navy:  

 

-En primer lugar suspendió la venta de dos portaaviones que habían sido vendidos.

 

-Por otro lado suspendió la venta de dos importantes buques de desembarco, lo mismo que alrededor de diez destructores, todo esto sin motivo aparente.

 

-También en muchos buques mercantes aptos para transporte de tropas, se instalaron quirófanos. Y en algunos de ellos plataformas para despegue de los aviones Harrier, de despegue vertical.”

 

- El espionaje, incluso con sofisticados elementos, que ese mismo año soportó la Subcomisión Naval de Argentina, que estaba instalada en Paris para recibir los aviones Súper Etendard y los misiles Exocet que había adquirido Argentina. Siendo alertados tanto el embajador argentino, como los integrantes de la comisión, por la inteligencia francesa.

 

-  Un brigadier boliviano agregado militar en la embajada de Bolivia en España, le llamo la atención que a partir de febrero de 1982, los militares chilenos destacados en Madrid y París, viajaban semanalmente dos o tres días a Londres. Por lo que informó de ello a los agregados militares argentinos que estaban en Madrid. Expresando al respecto Sáenz: “por supuesto estaban coordinando el apoyo que iba a dar Chile a una operación futura que no se sabía cuándo iba a ocurrir”.

 

- El empresario chatarrero Constantino Davidoff, quien mucho antes de la Guerra de Malvinas, recibió la información por parte de un inglés, que en Grytviken y otros puertos de la isla Georgia, había establecimientos balleneros abandonados, cuyo desguace podría interesarle.

La embajada inglesa en Argentina le expresó que no podían otorgarle un contrato de desguace a un argentino. Pero posteriormente, tras una entrevista con el secretario del gobernador de las islas Rex Hunt, que había asumido en 1980, Davidoff fue llamado por la embajada británica ofreciéndole la firma del contrato, que debía finalizar en 1983.

Sáenz considera “este detalle muy importante desde este punto de vista. Inglaterra no autoriza a operar a empresas que no sean del Commonwealth (Mancomunidad Británica de Naciones) en su territorio. Y en este caso autorizó a Constantino Davidoff, porque tenía un objetivo ulterior, generar una crisis diplomática para terminar las negociaciones por la soberanía y  provocar un desembarco”.

 

-  El 15 de diciembre de 1981, el Vicealmirante Lombardo tomó el comando de Operaciones Navales. El almirante Anaya, le pidió un “plan esquemático para un desembarco en Malvinas” Quien le ratificó en dos oportunidades que debía contemplar “¡solamente el desembarco, no la defensa!”.

 

Lombardo después declaro que al presentar en su momento el Plan al presidente Galtieri, pregunto por qué razón no se prevé una defensa ¡cuál va a ser la actitud de la NATO y de EEUU en particular!.

Cuando culminó las preguntas el general Galtieri le dijo, “almirante usted es un preguntón ¡ya está todo arreglado! Thatcher quiere entregar las islas Malvinas porque andan en una crisis económica grave y le produce muchas pérdidas. Necesita un argumento fuerte, como un desembarco argentino sobre las islas de modo que Thatcher tenga un argumento fuerte para la oposición, que evidentemente iba a quejarse por la entrega de las Malvinas”.

“De modo que ¡no se preocupe! Es por eso que hacemos un desembarco ¡incruento! Tiene que ser incruento para no despertar el amor propio de los ingleses”. 

 

Galtieri y la Junta Militar, como lo verificó el informe Rattenbach que examinó la táctica y estrategia de la actuación militar durante el conflicto, no había previsto la acción bélica británica. Su intención original fue ocupar Malvinas y después negociar desde una posición de fuerza, con la bandera argentina flameando en las islas.

 

Después del desembarco, Argentina no tenía un plan para la defensa militar.

 

- Donde obtuvo esa información Galtieri.”

Según el mayor Alberto Varela, precisó al Capitán de Fragata (RE) Jorge Sáenz “que el encuentro había sido en noviembre de 1981 en el Pentágono en Washington donde además le habían dicho el jefe del Ejército americano y los almirantes, que EEUU no se iba a meter en el tema, técnicamente hands off, las manos afuera. Y que además necesitaba Thatcher ese desembarco, para justificar la entrega de las islas. De ahí viene la fuente, es decir qué al general Galtieri primero lo adularon y luego lo convencieron.”

 

-Posteriormente un traductor del Colegio Interamericano de Defensa,  le comento a Sáenz que cumplió su tarea entre Galtieri y los representantes de la secretaria de Estado. Él era el traductor para Galtieri ya que Galtieri no hablaba inglés, hablaba poco pero mal.”

“Cuando terminó la reunión dice el traductor, Galtieri se juntó con su equipo de generales asesores Balín y Menéndez, desconociendo que el traductor estaba del otro lado del vidrio y lo escuchaba. Cuando llegó Galtieri les dijo ¡Señores, está todo arreglado! ¡Vamos sobre Malvinas! ¡Contamos con el apoyo de los EEUU!”.

 

El comandante del Cuerpo V, general Osvaldo Jorge García fue citado por el teniente general Galtieri el martes 12 de enero a las 17 hs, en la Casa de Gobierno le dijo que “la misión” que le imponía no era de “seguro cumplimiento, era tentativa”.

La misión estaba dirigida a “recuperar militarmente las Islas Malvinas para negociar luego”. “Ocupar para negociar”, lo reiteró Galtieri. También dijo que la operación debía ser “incruenta” desde “el punto de vista militar, civil, estructural”.

El comandante en Jefe, luego le informó que se formaría “un comando para coordinar la operación” que estaría constituido por el almirante Juan José Lombardo, el brigadier mayor Sigfrido Martín Plessl (comandante de Instrucción de la Fuerza Aérea) y él.

 

- Vernon Walters se entrevistó  en el año 81 con el doctor Frondizi.”

.Quien le había pronosticado que la administración Reagan propiciaría un desembarco argentino a las islas Malvinas, para luego apoyar prácticamente a Gran Bretaña en la recuperación del archipiélago. Cuyo control no volvería a estar sometido a discusión alguna.

La justificación que esgrimía Vernon Walters era la de Instalar una base militar en las islas, objetivo para el cual la Casa Blanca no podría contar con la Argentina, por su inestabilidad política que la tornaba poco confiable

 

- Ese desembarco requería de una crisis que pueda ser manejada en función de los objetivos finales. La crisis de las Georgias. Y por eso lo autorizaron a Constantino Davidoff. Es decir, la crisis provocada por Inglaterra en las Georgias.”

“En cuanto a la oportunidad de esa crisis, disparadora del desembarco nuestro, los tiempos políticos del Reino Unido, determinaban que el plazo de ejecución no podía extenderse más allá de la primera mitad del año 83. siendo que el contrato establecido con Davidoff, señalaba que las tareas de desguace deberían finalizar en 1983.”

“Por qué?, Porque en ese momento se celebrarían elecciones nacionales, en las cuales Thatcher podría resultar derrotada debiendo dejar el gobierno. Esto último podría significar el fracaso del plan de contención de Reagan, dado que no podrían instalarse en el Reino Unido los misiles Pershing y Tomahawk.”

 

Conclusión 9: Hubo una serie de operaciones de engaño y desinteligencia sobre la Dictadura Argentina en particular proveniente desde el los organismos de defensa de los paises Anglosajones donde también puede advertirse preparaciones previas de la Flota Britanica para un conflicto bélico que sabían que se acercaba por que ellos eran parte promotora del mismo.

 

CORTINAS DE HUMO: el “Sarajevo del Atlántico Sur”

 

El 20 de marzo Anthony Williams, embajador británico en nuestro país, protestó en la Cancillería por el desembarco del grupo de Davidoff en Georgias, alegó que en el mismo había personal militar; pese a que ese mismo día el Palacio San Martín desmintió la especie, muchos creyeron detectar la vigencia encubierta de la Operación Alfa. Sin embargo, sólo veinticuatro horas después de la protesta del representante diplomático, fue el propio Foreign Office quien admitió que no se habían desembarcado militares argentinos en Georgias, justificando su errada apreciación anterior en la similitud de la indumentaria que usaban los operarios argentinos con la que usualmente empleaban las FF.AA. en sus actividades antárticas.

 

El jefe del Foreign Office Lord Carrington le dijo a Costa Méndez que para solucionar el problema suscitado debíamos aceptar que le firmaran los pasaportes a la gente del empresario Constantino Davidoff que era el grupo de obreros contratados para desmantelar instalaciones balleneras en las Georgias del Sur. Si argentina accedia estába reconociendo de jure que las Georgias eran británicas. Y como la resolución de las Naciones Unidas habla de “Malvinas, Georgias y Sandwich”, por carácter transitivo también habría implicado el reconocimiento las otras islas tambien. 

 

La semana del 23 al 31 de marzo, el gobierno británico ratificó la orden de desalojo dada al Endurance respecto de los chatarreros argentinos que habían izado la bandera argentina en las Georgias , creando un peligroso antecedente jurídico; esto impulsó con resultado favorable una resolución del parlamento británico para estacionar permanentemente en las Malvinas unidades de la Royal Navy; de manera unilateral también clausuró definitivamente las negociaciones con nuestro país respecto a la soberanía de los archipiélagos en disputa (no sólo Georgias, sino también Malvinas); tras lo cual se despachó hacia el lugar unidades de superficie y submarinos nucleares.

 

El Informe Rattenbach calificó como hecho desencadenante previo a la guerra a la decisión adoptada por la Junta Militar el 24 de marzo, cuando el gobierno argentino se sintió agredido por el envío de un buque armado para expulsar a los trabajadores de Puerto Leith. Entre otras resoluciones tomadas, se decidió que no retirarían a los ciudadanos argentinos que fueron a trabajar a las Georgias y se decretó la orden de desembarcar al grupo del buque ARA Bahia Paraíso, grupo preparado con mucha anticipación y liderado por Astiz, “para proteger al personal que está en Leith e impedir que sean embarcados por el Endurance”Esa era la Operación Alfa.

 

El informe Rattembach denominó a dicho incidente el “Sarajevo del Atlántico Sur”, aludiendo a los acontecimientos en dicha ciudad balcánica que dieron origen a la Primera Guerra Mundial.

Frente a estos hechos, profundizando la comedia de enredos, el Reino Unido hizo correr el trascendido del envió de submarinos nucleares y otras fuerzas a Malvinas. Lo cual puso a la Junta Militar ante el dilema de abandonar definitivamente sus planes de recuperación o adelantarlos  apresuradamente.

 

Se generó así una sofisticada situación, propia de la inteligencia moderna, en que primero se predispone al adversario con miras a que tome una decisión. Y luego se crea una situación, para que esa decisión se acometa,  se haga irreversible y se la lleve a cabo improvisadamente en las peores circunstancias. Concretándose en el caso de Malvinas en una oportunidad, que como lo expresó el informe Rattembach, favoreció al enemigo inglés.

Este rol de “agent provocateur” lo desempeñó el contrato firmado por el chatarrero Davidoff con una firma de Edimburgo en 1979. Y cuya ejecución en el terreno, nuevamente como una deliberada comedia de enredos, se puso en marcha junto con los planes militares para recuperar las islas en 1982.

 

El gobernador Hunt autoridad máxima en las islas, a pesar que estaba avisado por la embajada quien entrego credenciales blancas a los chatarreros, jugó fuerte y a fondo. En la carta que envió el 21 de marzo de 1982 al canciller Lord Carrington, entre otros, mencionó como desembarco “ilegal” al trasbordo de la delegación de Davidoff.

Según el Comodoro Moro, este primer mensaje de Hunt permitió al Ministerio de Defensa y a los medios británicos utilizar calificativos como “invasión”, “violación de soberanía” e “inadmisible”. “Esto indujo al Parlamento y a la prensa inglesa a informar sobre el incidente de manera maliciosa y falsa. Una prueba clara de la operación de falsa bandera”, afirma Moro que justificara el Casus Belli.

 

El envío de fuerzas británicas hacia el espacio sudatlántico se inició el 24 de marzo con el embarco de infantes de marina en el buque John Biscoe, surto en el puerto de Montevideo; al día siguiente se registró idéntica situación respecto a la nave Bransfield, en el puerto chileno de Punta Arenas; también el día 25 se confirmó la zarpada de por lo menos un submarino nuclear Hunter Killer desde Gibraltar; luego el 29 de marzo abandonaron ese peñón en dirección al Atlántico Sur de más de veinte buques de guerra; al día siguiente, igual conducta del destructor Exeter, desde Belice. En función de todos estos hechos, Argentina decide ocupar los archipiélagos en disputa, como única alternativa para no perderlos en forma definitiva,

 

La Desinformación en la Guerra de Malvinas

 

Diversos analistas sostienen que el Reino Unido no recibió sorpresa estratégica alguna, por la recuperación de las islas Malvinas por parte de Argentina el 2 de abril de 1982.

 

Gran Bretaña inició Planes de Contingencias Militares en Malvinas cerca de un año antes que nuestro país, más precisamente luego de la ronda de negociaciones bipartita de febrero de 1981. Específicamente el pedido fue efectuado por el Foreign Office al ministerio de Defensa e incluyó el análisis de la capacidad británica para responder militarmente diversas acciones argentinas, sus posibilidades de éxito y sus costos.

 

El análisis culminó en septiembre de 1981 y el día 14 de ese mes fue aprobado el Plan por los máximos jefes de las FF.AA.; básicamente, el mismo incluía como principales opciones disuadir a la Argentina de ocupar las Malvinas o recuperar éstas en una fase ulterior.

 

Por contrario, los grandes sorprendidos fueron los integrantes de la Junta Militar, ante la veloz reacción militar y diplomática inglesa. Con el inmediato envío de la Task Force, que parecía estar a la espera de la ocupación argentina. Y con la resolución 502 que condenó a Argentina como país agresor, legitimando así dicha reacción militar, a la que los integrantes de la Junta Militar habían descartado totalmente.

 

Contrariamente a lo que se supone en la opinión pública, en 1981 el gobierno militar no tenía previsto recuperar las Malvinas por la fuerza, al menos en el corto plazo. Los planes comenzaron claramente “después del viaje de Galtieri a Washington en noviembre de 1981.”

 

La documentación disponible indica que fue a comienzos de 1982 cuando el gobierno argentino constituyó un Grupo de Tareas (GT), al cual le solicita la confección de un plan militar alternativo de recuperación de los archipiélagos, previendo un eventual fracaso de la actividad diplomática que se desarrollaría al respecto en los meses subsiguientes. Sugestivamente después del viaje de Galtieri a EE.UU. donde hizo importantes reuniones en las cuales se le indujo a recuperar Malvinas.

 

El desembarco del 2 de abril contó con el guiño favorable de la administración Reagan, tal cual lo había anticipado Vernon Walters al ex presidente Arturo Frondizi.

 

Ya detonada la crisis de Georgias, Thomas Enders, Secretario de Estado Adjunto para Asuntos Interamericanos, le comunicó personalmente al canciller argentino Nicanor Costa Méndez que en caso de una ocupación de las Islas Malvinas por parte de nuestro país, Washington asumiría una posición“hands off (manos afuera, es decir, no involucramiento).

 

Por la misma época Galtieri también habría interrogado a Walters sobre la postura de la Casa Blanca frente a una hipotética recuperación argentina del archipiélago de marras; la respuesta recibida también hablaba de neutralidad, aunque Walters la supeditaba a que no se registraran bajas británicas o de isleños durante la operación militar.

 

Y tres días antes de la ejecución de la operación militar argentina de recuperación, la neutralidad que observaría la administración Reagan fue ratificada por el almirante Thomas Hayward, Comandante de Operaciones Navales de la armada estadounidense, quien arribó a nuestro país el 29 de marzo.

 

De esa manera, tras la tardía llamada del presidente Reagan a Galtieri, pidiéndole que desistiera de la ocupación, cuando la operación ya era irreversible por haberse establecido el silencio de radio previo a ella, comenzó desintegrarse el “cuadro de situación absolutamente falso” que llevó a la Junta Militar a recuperar las islas.

 

El 2 de abril y subsiguientes, los diarios Clarin y La Nacion se encargaron de euforizar a la opinión pública interna por el logro de la recuperación. Esta eclosión popular por la recuperación de Malvinas también tuvo incidencias importantes obligando así a la Junta Militar a cambiar su plan militar inicial de “ocupar para negociar”, dejando para ello una mínima guarnición en las islas; por el Plan de “reforzar para defender y obligar a negociar”.

 

 

LA CONDUCTA DE EE.UU. Y LA OTAN

 

La posición estadounidense frente al Conflicto del Atlántico Sur puede dividirse en tres partes.

La primera abarcó la fase inmediata anterior al 2 de abril: la segunda se extendió desde ese día hasta fines de mes y la tercera desde principios de mayo hasta la finaliza­ción de la contienda.

 

Antes del 2 de abril, y tal cual lo había anticipado Vernon Walters a Frondizi, EE.UU. hizo saber extraoficialmente a la Argentina, a través de cuatro canales diferentes, que mantendría una postura neutral si se producía un conflicto armado entre nuestro país y Gran Bretaña.

 

En el primer canal por intermedio de Thomas Enders y el General Mc Emery, Secretario de Estado Adjunto para Asuntos Interamericanos, quienes visitaron Buenos Aires a comienzos del mes de marzo y, tras escuchar la posición argentina en relación al diferendo austral, señalaron su convicción de que la recuperación de las Islas Malvinas por la Argentina constituía una condición sine qua non para el establecimiento de una adecuada estructu­ra defensiva en el Atlántico Sur con la participación de las fuerzas armadas argentinas.

 

El segundo canal el mencionado Enders, aunque en forma individual, constituyó el segundo canal extra­oficial de transmisión de la posición norteamericana. Ya detonada la crisis de Georgias le comunicó personalmente al canciller argentino Nicanor Costa Méndez que en caso de una ocupación de las Islas Malvinas por parte de nuestro país, Washington asumiría una posición two hands off  (“manos fuera”, es decir, no compromiso).

 

El tercer canal fue el Almirante Hayward, Comandante de Operaciones Navales de la Armada estadounidense, quien arribó a nuestro país el 29 de marzo y ratificó la neutralidad que observaría la Casa Blanca ante un conflicto armado anglo-argentino.

 

El cuarto canal, Galtieri también había inte­rrogado a Vernon Walters sobre la postura de la Casa Blanca frente a una hipotética recuperación argentina del archipiélago de marras; según el informe de Van Sant Hall, el embajador itinerante estadounidense dejó traslucir que Washington podría mantener una posición de neutralidad si en la operación militar no se registraban bajas británicas o kelpers.

 

Entre los días 2 y 30 de abril, EE.UU. intentó “mediar” entre los gobiernos británico y ar­gentino, conformando un equipo diplomático a cuyo frente se colocó a Alexander Haig. La negociación le insumió al equipo dos viajes a cada una de las capitales comprometi­das, culminando su gestión en la presentación de una propuesta que sería rechazada por la Argentina en función de cinco factores:

 

-Se anulaba la participación argentina en un cogobierno de las Islas;

 

-Se incluía la voluntad y los deseos de los isleños en la evolución de las negociaciones

 

-Se anulaba el concepto de integridad territorial entre continente y archipiélagos sudatlánticos, así como toda referencia a resoluciones previas emitidas por las Naciones Unidas;

 

-Se restauraba el mandato británico en las islas sin límite de tiempo;

 

-No se explicitaba una fecha límite para las negociaciones.

 

El rechazo argentino motivó la finalización de las negociaciones y el apoyo  oficial de EE.UU. a Gran Bretaña, país ante el cual Reagan asumió públicamente el compromiso de brindarle, de allí en más, el apoyo militar que necesitara. Lo que suele ignorarse u ocultarse es que tal apoyo militar ya se había iniciado confidencialmente el mismo 2 de abril existien­do numerosas pruebas de ello por lo que EE.UU. nunca fue neutral, desde un comienzo siempre fue aliado del Reino Unido y enemigo de la Argentina.

 

 

El verdadero objetivo de la mediación de Haig era la obtención de tiempo a favor del gobierno británico. la ayuda que EE.UU. proveyó fue de sistemas de armas, apoyo logístico e información e inteligencia.

 

El primer rubro respecto de la provisión de armamento incluyó misiles aire-aire SideWinder AIM-9L, misiles tierra-aire Stinger, equipos de comunicaciones, su­perficies artificiales para armar pistas de aterrizaje para aviones Harrier, equipos para recuperación de material hundido, los que fueron instalados en el buque Stena Inspector, cañones antimisil Phalanax, que no llegaron a utilizarse, aviones tanque, bombas con guiado laser Paveway II, municiones altamente explosivas, algunas utilizables mediante morteros, visores nocturnos, misiles antirradar Shrike AGM-45, cohetes aire-tierra cal. 50 mm y sistemas de software para guerra electrónica.

 

La colaboración de los EE.UU. en materia de inteligencia fue igualmente vital. Las redes de la CIA en la Argentina transfirieron constantemente información a sus pares britá­nicos del MI-6; se recolectaron fotos satelitales de alta resolución a través de ingenios Big Bird, lanzados el 11 de mayo; se interceptaron las comunicaciones militares cifradas argentinas a través de un satélite lanzado desde California mediante un vector 3D-Titan, decodificándolas en instalaciones de la Agencia Nacional de Seguridad (NSA); además, se cubrieron las brechas en tiempo y espacio entre los barridos satelitales sobre Argenti­na y el Atlántico Sur con aviones espía Blackbird SR-71.

 

John Lehman, Secretario de Marina de los EE.UU. en 1982 dice: “Gran Bretaña hubiera tenido que retirarse de las Malvinas si los EE.UU. no le hubieran proporcionado ayuda”

 

 

Conclusión 7:

La conducta del gobierno de Margaret Thatcher a partir de la operación comercial ini­ciada por obreros chatarreros argentinos en las Georgias  manipulo la situación y colocó a su homólogo argentino ante dos alternativas mutuamente excluyentes:

La primera consistía en aceptar el desalo­jo compulsivo de los operarios argentinos por parte de las FF.AA. británicas, el conge­lamiento unilateral y definitivo de las negociaciones y la instalación de fuerzas militares permanentes en el área por parte de Gran Bretaña.

La segunda era que argentina ocupara las islas en disputa, para forzar al Reino Unido a continuar las negociaciones.

 

La adopción de la segunda alternativa provocó la guerra limitada conocida como Con­flicto del Atlántico Sur, el cual tomo una magnitud no esperada por las partes y no pudo ser desescalado, en el cual el go­bierno británico contó en todo momento con el respaldo político y material de los EE.UU. y la OTAN.

 

Conclusión 8:

En 1982 el gobierno británico generó una crisis jurídico diplomática y escaló voluntariamente su conflicto con la Argentina, congelando unilateralmente las negociaciones por la soberanía en forma definitiva, conducta que llevó a una encerrona jurídico diplomática ya que de aceptar el sellado de pasaportes de los chatarreros argentinos en las Georgias o aceptando ser desalojados a la fuerza dejaba sentado un precedente de la soberanía británica lo que llevo a nuestro país, sumado a las causas y operatorias conexas, al empleo del poder militar para ocupar las islas y recuperarlas.

 

No puede descartarse en absoluto que el Conflicto del Atlántico Sur acontecido en 1982 haya sido el re­sultado de la deliberada creación de una crisis, susceptible de ser escalada al plano bélico, por parte del gobierno británico con el apoyo de los EE.UU. y la OTAN, con los objetivos no declarados de asegurar el liderazgo político del primero y facilitar la presencia de la segunda en la región a través de una importante Base Aero Naval, en el marco del conflicto Este-Oeste.

 

Vale la pena tener en cuenta las palabras de algunos de sus actores principales que develan el trasfondo de los hechos:

 

Nicanor Costa Méndez en 1992 dijo: “Después de años de estudio llego a la conclusión de que fue realmente Gran Bretaña la que nos llevó a la situación de ocupar las islas (…) surge de la documentación que leí y de la intuición de haber conocido los hechos”

 

El Almirante Jorge Anaya en 2001 en una entrevista dijo: “Pienso que fue una maniobra tramada por Gran Bretaña. Ellos forzaron la guerra. Nos pusieron en un callejón sin salida. Al tiempo que advirtieron que el conflicto era inevitable si no retirábamos a los obreros de las Georgias, zarparon submarinos y buques logísticos de Gibraltar. No nos dejaron otra opción.”

 

 

Las Consideraciones Geopolíticas de EE.UU. y la OTAN

 

La guerra de Malvinas de 1982, entendida a la luz del contexto global de la epoca, ha permitido comprender a la región en base a cómo las coyunturas internacionales la afectan y marcan su destino. En ese caso, la segunda Guerra Fría con su radical anticomunismo, expresado en la Doctrina Reagan y en los recrudecimientos de los conflictos respecto los misiles nucleares, son clave para comprender el apoyo norteamericano a Gran Bretaña, aun cuando Argentina era otro aliado estratégico de la gran potencia occidental.

 

El claro antecedente de principios del siglo XIX, que ya demostró la ruptura de la Doctrina Monroe por parte de Estados Unidos, vuelve a repetirse en 1982. En ese momento, el presidente norteamericano Ronald Reagan priorizó su rol como miembro de la OTAN, al mismo tiempo que necesitaba imperiosamente proteger el puesto político de Margaret Thatcher, sumamente debilitado antes de la guerra. Argentina terminó constituyendo un daño colateral en el marco de las prioridades estadounidenses, al mismo tiempo que la guerra permitió evitar el avance de políticas nucleares en la región.


El imperialismo permanece en primer lugar a la hora de encarar políticas internacionales por parte de Estados Unidos, es decir, la motivación por permanecer como principal potencia hegemónica, al menos occidental.

De ahí su interés en evitar fisuras en su propio continente, las cuales podrían permitir el avance soviético en el hemisferio bajo su égida. Por tal razón, fue fundamental la posterior preocupación por restaurar las democracias y sostener buenas relaciones con Sudamérica una vez finalizada la guerra en el Atlántico Sur.

Quizás de ahí provenga el interés por denominar “conflicto” o “crisis” en lugar de “guerra” que según Estados Unidos aparentemente no lo fue.

 

También quedo claro después de la “Cumbre de Bonn” de la OTAN en 1982 que la política de seguridad de la OTAN no podía restringirse a los límites geográficos que le imponía su texto fundacional en el trópico de Cáncer. Las Malvinas se incluían así en la política de seguridad atlántica como puede apreciarse en declaraciones posteriores:

 

-En diciembre de 1982 el ministro de Relaciones Exteriores británico, John Nott, calificó a las Malvinas como un portaaviones imposible de hundir de la OTAN y una base clave en su retaguardia

 

-En 1983  Michael Haseltine, ex titular de la cartera de Defensa del R.U., expresó en Washington que la base militar de Malvinas estaba preparada para ser utilizada en defensa del Mundo Libre y en el marco del conflicto Este-Oeste.

 

-Iguales apreciaciones formularía la propia Margaret Thatcher en una entrevista concedida a la revista Time en 1983 y en su discurso ante los legisladores del Capitolio en 1985.

 

Todas estas versiones tienen como marco de referencia a la llamada Fortaleza Malvinas (Fortress Falklands) como se denomina alusivamente a los medios terrestres, aéreos y navales (incluyendo submarinos nucleares)  que fueron destacados en el archipiélago.

 

Por sus dimensiones, estos medios excedían el mero rol disuasivo frente a posibles a potenciales agresiones argentinas, sino que debían ser una plataforma de poder en el atlántico sur con un real poder disuasorio proyectado hacia verdadero enemigo de la OTAN: El Oso Soviético.

 

En el año 1987 visitó Buenos Aires el almirante estadounidense Harry Train, quien se había desempeñado como Comandante del SACLANT (Supreme Allied Commander Atlantic) entre el 30 Sep 1978 - 30 Sep 1982, en épocas de la contienda entre nuestro país y Gran Bretaña; en las conferencias que dictó por aquellos momentos admitió públicamente que las islas Malvinas tienen utilidad como base para aviones antisubmarinos (de la OTAN)  en la defensa del puente marítimo que conecta EE.UU. y Europa Occidental con las fuentes de energía y recursos africanos y mesoorientales.

 

Por la misma época visitaba Buenos Aires el general griego Kostas Konstantinidis, un jefe militar que había ocupado importantes puestos en la OTAN. En una entrevista, aseguró que “lo sucedido en las Islas Malvinas era un ejemplo de la voluntad de la Alianza de expandir sus límites de acción; confirmó la consideración del triángulo Malvinas- Ascencion-Diego García por parte de la organización, y ratificó que la principal utilidad militar de las Malvinas en caso de conflicto Este-Oeste se vinculaba con el control de los pasos marítimos interoceánicos”.

 

Conclusión: El contexto histórico en el cual aconteció La Guerra de Malvinas de la disputa Este-Oeste por el control geopolítico de áreas estratégicas ocupa un lugar central el devenir del conflicto de Malvinas.  

 

La relevancia geopolítica de este espacio sudatlántico para la instalación de una plataforma de poder militar de la OTAN destinada fundamentalmente a la protección de la LCMs (Líneas de Comunicación Marítimas) vinculadas en particular con el transporte de hidrocarburos al sur del Cabo de Buena Esperanza en el área atlántico-indico, a la presencia militar soviética en esa área como asi también para el control del área del Cabo de Hornos del paso inter oceánico Atlántico-Pacifico y la presencia en ese momento de la flota naval pesquera soviética en el mar argentino.

(continua en la cuarta parte)

Ariel Rolfo

 

↓ LINKS y Fuentes de Referencia ↓

 

Dos de las principales fuentes de referencias, de las que incluso se transcriben partes, han sido “Conflicto del Atlántico Sur: la hipótesis de una guerra fabricada” de Mariano C. Bartolomé” y las investigaciones del capitán de fragata retirado de infantería de Marina y licenciado en Seguridad, Jorge Saénz, que se hallan en el libro: «El engaño a Galtieri, Malvinas».

Ambos trabajos son recomendables de leer en su totalidad.

 

El Conflicto del Atlántico Sur: la hipótesis de una guerra fabricada. Mariano C. Bartolomé

https://www.centronaval.org.ar/boletin/BCN834/834-BARTOLOME.pdf

 

https://cancilleria.gob.ar/es/politica-exterior/cuestion-malvinas

 

https://www.fundacionmalvinas.org/las-causas-del-conflicto-armado/

 

http://centrougarte.unla.edu.ar/museomalvinas/salas/geografia/sala.php?sala_id=2&id=10

https://www.fundacionmalvinas.org/las-causas-del-conflicto-armado/

 

Repensar el Conflicto del Atlántico Sur, a la luz del escenario estratégico internacional de 1982

https://www.academia.edu/3196767/_2013_Repensar_el_Conflicto_del_Atl%C3%A1ntico_Sur_a_la_luz_del_escenario_estrat%C3%A9gico_internacional_de_1982

 

https://www.argentina.gob.ar/sites/default/files/2022/04/malvinas_40a_final_digital.pdf

 

https://stripteasedelpoder.com/2022/04/malvinas-1982-la-guerra-planificada-por-eeuu-y-la-otan-y-ejecutada-por-el-reino-unido/

 

https://stripteasedelpoder.com/2021/04/malvinas-como-eeuu-emboco-a-galtieri-y-embosco-a-argentina/

 

file:///C:/Users/ariel/Downloads/17973-Texto%20del%20art%C3%ADculo-80888-1-10-20230131.pdf

 

https://cerac.unlpam.edu.ar/index.php/quintosol/article/view/4179/6707

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