domingo 28 de abril de 2024 - Edición Nº1971

Entrevistas | 8 dic 2020

Luis Roberto Moreno

“El objetivo central de la ley 19.640 es eminentemente estratégico y permanente”


-El economista Marcelo Rougier ha expuesto a través de un artículo publicado en El Cronista que el Régimen industrial fueguino: "Fue pensado para otro contexto y carece de sentido sostenerlo", usted considera que es acertada esa definición.

 

No es novedad que cíclicamente el sistema promocional fueguino sufra embates. Y aquí creo que debemos distinguir lo que podría ser una posición académica, como es la de Rougier, de aquellas otras que se enclavan en intereses sectoriales.

 

-Y cuál es la diferencia.

 

La diferencia es que los que piensan desde la teoría que la ley 19640 no ha funcionado, pueden corregir su posición. Mayormente lo hacen cuando se interiorizan in situ de la realidad del sistema. Como ha sido el caso Baglini, en los años 80, o un poco mas acá Matias Kulfas,  que en setiembre del año pasado exponía desde su foro que nuestro régimen estaba agotado, pero que actualmente, desde la cartera de Desarrollo Productivo, tiene otra mirada diametralmente opuesta. Incluso, en oportunidad de aplaudir la producción de respiradores artificiales, elogió la capacidad productiva de la isla.  Pero por el contrario, aquellos que están en contra por razones de interés sectorial o ideológico suelen tener una posición irreductible. Entre ellos los sectores importadores, localizados en Buenos Aires, o los liberales a ultranza como los que inspiraron la política del gobierno anterior. No hace mucho tiempo el economista Federico Muñoz, vinculado al liberalismo ortodoxo, propuso sin desenfado un desmonte gradual y lo menos doloroso posible del régimen industrial.

 

-El gobernador Melella recientemente ha salido al cruce de estas declaraciones y ha dicho que «el régimen industrial tuvo un gran objetivo que era geopolítico y se cumplió. Ahora, en términos industriales, la industria electrónica fueguina tiene un nivel de desarrollo altísimo, mucho más que en otras regiones del país»-

 

Sin dudas la industria fueguina se ha ido superando como consecuencia de una fuerte inversión de capital lo que la aleja de ser un conjunto de galpones ensambladores, como era en sus comienzos, pero no creo que haya cumplido el objetivo geopolítico porque este no se agota en la ausencia de hipótesis de guerra, como lo fue Malvinas y Chile. El objetivo central de la ley 19640 es eminentemente estratégico y permanente ya que apunta al fortalecimiento geopolítico del sector austral. Hoy no está en la cabeza de nadie una confrontación bélica, pero un principio básico de la geografía económica dicta que un país solo crece con equilibrio regional y el dominio efectivo de sus espacios. Eso es geopolítica en su máxima expresión.

 

-Usted dice que la industria fueguina es fundamental para ese equilibrio regional.

 

Absolutamente. Los fueguinos necesitamos tanto de la industria como el país de un polo de desarrollo estable en la isla. Ambos deben complementarse para sentar soberanía. Porque la soberanía a la que hoy debemos prestar atención es a la del dominio y usufructo de los espacios geográficos y eso con las economías pastoriles, como algunos imaginan a Tierra del Fuego, no alcanza. Debemos tener presente que si bien no existe una hipótesis de guerra en el atlántico sur, sí se encuentra abierto un espacio de conflicto que atañe no solo a nuestra nación sino al espacio bicontinental de Tierra del Fuego, Antártida e Islas del Atlántico Sur.

 

-Es decir que concibe a la ley 19640 como instrumento de soberanía.

 

Es así. La ley 19640 no pretende lograr únicamente un desarrollo focalizado. En la actualidad hay en el país 10 zonas francas en funcionamiento y 6 adjudicadas que fueron diseñadas para descentralizar espacios geográficos, además del Régimen de Reparación Histórico de San Luis. Pero la ley 19640 se ubica en un ámbito que excede el interés de descentralización porque se dirige, además, a satisfacer un interés estratégico de soberanía y dominio.

 

-Los que cuestionan a la ley 19640, dicen también que la ley no se ajusta a los pactos internacionales en materia de promoción fiscal.

 

Eso no es cierto. En primer lugar nosotros tenemos una norma espejo con Manaos que tiene regulación en tratados bilaterales con Brasil y Mercosur. Pero además, existen normas similares en casi todo el planeta. En Estados Unidos de Norteamérica existen más de ciento cincuenta zonas francas comerciales y dos zonas industriales. En México, existe una serie de pequeñas zonas francas situadas cerca de la frontera con Estados Unidos y en Baja California funciona un régimen de maquila con un sistema de producción similar al nuestro. En Centro América tenemos la de Panamá. Y en Chile Iquique, entre otras.

 

Pero además debemos tener en cuenta que los sistemas de producción de bienes electrónicos de consumo y celulares se realizan por sistemas de ensambladoras o maquila. No existe, en ningún lugar del mundo, una fábrica o un parque industrial, que produzcan todos los componentes. Por ello hay que decir que Tierra del Fuego no ha inventado un sistema de producción, sino que trae partes que ensambla en el parque industrial como se hace en cualquier otro lugar del mundo y que ha logrado a través de los años, con experiencia e inversión, incorporar valor agregado creciente.   

 

-Usted defiende la industria de Tierra del Fuego sin embargo a mediados de año propuso un impuesto diferenciado para el sector industrial. Eso no es contradictorio.

 

En mi libro “Los Tiempos de Tierra del Fuego” expongo que una cosa es defender la industria y otra muy distinta es defender la maximización de ganancias del sector. Estamos hablando de una actividad que tiene un nivel de ganancia de aproximadamente el 25 por ciento. Entre las más altas del país. Y creo que esa capacidad contributiva ofrece la posibilidad de hacer un aporte diferenciado. Particularmente creo que habría que consolidar un FONDO DE DESARROLLO con el flujo de recursos que resulte de una tasa que se liquide tomando en cuenta el valor FOB de los productos que se embarcan al continente.  

 

Tampoco podemos obviar que estas empresa se comprometieron en el año 2018 a realizar en la provincia una inversión de 100 millones de dólares que no han cumplido, y no justamente por falta de plata, porque en ese mismo periodo un pequeño grupo de electrónicas invirtió en actividades mineras 250 millones de dólares.

 

-¿Tiene presente la situación actual de las fábricas pos pandemia?

 

Por supuesto. Hagamos un repaso. En lo que va del año los niveles de producción son similares al año anterior a pesar de que se estuvieron un par de meses cerrado. En materia laboral hay un importante incremento si tomamos en cuenta los planteles de principios de año (6000 personas) y los actuales (10.500). Y en materia de venta ya se sabe que se ha consolidado una demanda insatisfecha en todos los rubros de la electrónica y la telefonía.

 

-Es decir que usted propone derivar recursos del sector industrial a otras ramas de la economía.

 

Creo que Tierra del Fuego tiene serias necesidades de inversión pública en materia de infraestructura económica. Defender la industria y el sistema de promoción fiscal de la provincia debe ser compatible con un criterio de desarrollo armónico e integral.

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