martes 30 de abril de 2024 - Edición Nº1973

Soberanía | 22 ago 2022

Jorge Alegrechy ✍️

🇦🇷 Había una vez


Leyendo sobre la historia argentina, veo que luego del golpe de Estado de 1930, donde el general J.Uriburu derrocó a H. Yrigoyen, comenzó lo que se llamó la Década Infame. Se extendió desde ese año hasta 1943, y donde se realizaron elecciones que se caracterizaron por el fraude electoral, y que la presentaron como el fraude patriótico.

 

La Década Infame y el fraude patriótico fue lo buscado por los conservadores y la  oligarquía vernácula para seguir manejando la economía y aplicar el programa agro exportador que, los cipayos o “prohombres” citados en la historia oficial, lo instalaron desde 1860, que aun, los gobiernos populares lo mantuvieron.

 

En la Argentina hubo una subordinación a la división internacional del trabajo, unas reglas fijadas por los países centrales, donde nos ubicaron como exportadores de producción primaria, tener escasa diversificación de la economía y la no industrialización. Los 60 millones de hectáreas de las más fértiles tierras del mundo,fueron centros de atracción de capitales.

 

La concentración de la propiedad y la presencia importante  del capital extranjero fue clave en la distribución del ingreso entre los sectores sociales.La clase dominante inmensamente rica y la clase trabajadora inmersa en la pobreza.

 

El golpe de estado de 1943, ejecutado por militares con clara ideas de orientación nacional, y con pensamiento imbuido en la doctrina social de la Iglesia, fue produciendo los cambios que requería un país soberano y no una semicolonia como éramos hasta entonces, y la que quería el conservadurismo y políticos antinacionales.

 

Y hubo un país en el cual los trabajadores participaban del 50% del PBI, único en la región; donde se producían barcos a partir de astilleros nacionales que se desarrollaron por todo el litoral marítimo y fluvial, y que permitió contar con una marina mercante entre las más grandes del mundo. Luego de EE.UU y la Unión Soviética éramos los únicos que  diseñábamos  y fabricábamos  aviones a reacción, los famosos Pulqui I y II. Asimismo, se construían automóviles y trenes. La industria liviana producía casi todo lo que se consumía internamente y se produjo un incipiente desarrollo de la industria pesada.

 

El país comenzó con el desarrollo importante en la generación de energía nuclear con fines pacíficos, que fue copiado por países hoy líderes, por la absoluta seguridad de sus instalaciones y colocaron a la Argentina entre los 8 países más adelantados en energía nuclear. Se creó la empresa Gas del Estado, y se construyó el gasoducto más extenso de América Latina y uno de los más extensos del mundo. Con la creación de la empresa Agua y Energía Eléctrica se comenzó con la construcción de las obras hidroeléctricas. Se le dio su verdadero valor a YPF y al ENDE (Administración General de Combustibles Sólidos) que permitió que en 1958 se creara Yacimientos Carboníferos Fiscales en Río Turbio, Santa Cruz.

 

Un Estado en el que se construían cien mil casas anuales por toda su geografía, con destino a las clases populares con una calidad y un confort que hoy son propios de la construcción privada. Con la Ley de Propiedad Horizontal se estimuló la construcción de edificios de departamentos y créditos hipotecarios blandos y planes de viviendas que comenzó a solucionar el problema endémico del déficit habitacional.

 

Se construyeron miles de edificios escolares destinados a la educación primaria y secundaria, que dieron un fuerte impulso a la educación pública. En el ámbito universitario se estableció la gratuidad de la enseñanza, lo que permitió el ingreso de jóvenes de las clases medias y obrera a la universidad. La educación pública gratuita en todos los niveles era de una calidad que se destacó mundialmente, y que generó un nivel relevante de la población en general y profesionales y científicos de destacada labor en el exterior. También se creó el Consejo Nacional de Investigaciones Técnicas y Científicas (Conityc), antecedente inmediato del actual Conicet.

 

Hubo un Estado que adoptó políticas sociales en beneficio de los trabajadores como: Ley de Indemnización por despidos; el seguro social y la jubilación se fueron extendiendo a todos los trabajadores; la creación de los Tribunales de trabajo, que le daban un marco legal a las relaciones laborales y sacaban los litigios de los tribunales civiles y comerciales que estaban muy vinculados al poder económico y generalmente fallaban en contra de los trabajadores; mejoras salariales sustanciales y la imposición del sueldo anual complementario – el aguinaldo- para todos los trabajadores; la firma del “Estatuto del Peón de Campo” que benefició a uno de los sectores más postergados, los trabajadores rurales, que no gozaban de la más mínima protección legal; los privilegios a la infancia; y muchas más políticas sociales y económicas.

 

La política educativa de esa época tuvo su déficit en los contenidos personalistas y autoritarios, que exaltaban las personalidades de sus líderes, que deslucieron los extraordinarios logros cuantitativos que existieron.

 

En ese país, el 16 de junio de 1955, aviones de la aviación naval bombardearon a su propio pueblo, ocasionando más de 300 muertos y más de mil heridos. Fue el comienzo del fin de la época que hubo más igualdad social de nuestra historia.

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