miércoles 11 de diciembre de 2024 - Edición Nº2198

Opinión | 14 nov 2022

MGTR. CARLOS ANDRÉS ORTIZ

🎯 La soberanía económica como objetivo estratégico nacional


Más allá de símbolos de soberanía, como el himno y la bandera, que por cierto tienen su importancia; queda en claro que el ejercicio concreto de la misma debe necesariamente tener como uno de sus pilares esenciales el manejo de aspectos estratégicos de la economía nacional por parte del propio Estado Nacional, de forma que se prioricen en forma excluyente los Intereses Nacionales.

 

Así como los gobiernos de clara Orientación Nacional se abocaron a fortalecer el accionar del Estado, creando o fortaleciendo entes en sectores estratégicos, enfocando ese accionar en el desarrollo integral con claro sentido de ejercicio concreto de la soberanía; por el contrario los gobiernos y sectores político–económicos liberales y neoliberales, operaron abierta y agresivamente para desarticular y desguazar al Estado, bajo el falso argumento de la supuesta “ineficiencia” del Estado, y la también supuesta “eficiencia” de todo lo privado.

 

Por supuesto que el Estado fue intencionalmente “ineficiente” toda vez que fue manejado por personeros del ultra privatismo, quienes adrede operaron para desprestigiar todo lo estatal y lo Nacional, endeudando y subordinando esas empresas y entes estatales a los intereses y directivas de poderosos intereses privados, en muchos casos extranjeros; demostrando nulo apego por la defensa de los Intereses Nacionales.

 

Claramente el objetivo de máxima de esos operadores antinacionales, es el desguace total de Argentina, balcanizando nuestro enorme territorio en media docena o más de republiquetas inviables, que sean dóciles a los dictados de los poderes transnacionales y sumisas proveedoras de materias primas estratégicas.

 

Por supuesto, en ese esquema enanizador de la economía y excluyente de toda consideración a nuestra propia población, pasaríamos a “sobrar” 25 millones de habitantes (o incluso más), fomentando activamente la emigración, o la sumisa resignación a la miseria crónica y excluyente de vastos sectores de nuestra población.

 

Operando desde diversos frentes, e incluso manipulando a sectores supuestamente irreconciliables del arco político, identificados con las “izquierdas” y “derechas”, esos semiencubiertos fogoneros del subdesarrollo crónico lograron que esos sectores políticos supuestamente enfrentados terminen coincidiendo en apoyar sutil, abierta o encubiertamente, a la disolución nacional.

 

Las “izquierdas” son muy proclives a asumir como “verdades absolutas” a diversos pensamientos clara o sutilmente negativos o tergiversadores de aspectos de la realidad, instigados por diversas ONGs ultra ecologistas, ultra indigenistas, ultras “humanistas” o fundaciones difusoras de pensamientos antinacionales, extranjeras o “argentinas” manejadas de hecho por aquellas.

 

Las “derechas” cultivan el patrioterismo de bandera, puramente declamativo, tal como se inculcó entre los uniformados y sectores afines al pensamiento procesero; mientras que los voceros intelectuales y dirigenciales de esa orientación buscan volver a aquella Argentina semi feudal del siglo XIX, con excluyentes derechos omnímodos para las minorías de riquezas concentradas, con la marginación total para las grandes mayorías, a las que buscan instalar en la sumisión total y la miseria crónica, cuan semiesclavos sujetos a la voluntad y caprichos del egoísmo de los poderosos.

 

A tal punto llega la soberbia de los voceros de esas oligarquías carentes de todo real patriotismo y sentido de la elemental humanidad, que pretenden instalar un absoluto predominio de los intereses personales, aun por sobre los más elementales Intereses Nacionales y derechos humanos básicos, a los cuales desprecian abiertamente, llegando incluso a proferir que “el Estado es el enemigo”, buscando ya abiertamente el anarco capitalismo desenfrenado, sin importarles en absoluto que eso sería la segura antesala de la disolución nacional, acorde todo ello con los objetivos de la globalización salvaje, la cual busca un mundo manejado excluyentemente por las grandes corporaciones financieras y sus intereses asociados.

 

En todo ese marasmo de profundas confusiones conceptuales, instaladas sin inocencia alguna, se reduce el pensamiento político a confrontaciones entre “derechas e izquierdas”, dejándose de lado a la vertiente nacional del pensamiento y accionar político; precisamente la que fue redenominada por el genial pensador Arturo Jauretche como El Pensamiento Nacional*, para no utilizar el concepto de Nacionalismo, al cual los maliciosos de siempre, para desprestigiarlo, le suplantaban la “c” por una nada inocente ni casual “z”.

 

En los últimos tiempos, los maliciosos de siempre, tergiversadores de la realidad, seguidos por opinadores de escasa o nula formación, catalogan con muy mala fe como “marxista” o “socialista” a todo lo no incluido ni subordinado al crudo y apátrida neoliberalismo, siendo particularmente virulentos en esos enredos conceptuales adrede, algunos opinólogos de las oligarquías apátridas, y los muy colonizados mentales patrioteros de bandera.

 

En siguientes artículos, Dios mediante, se analizarán distintos aspectos y sectores de la realidad económica argentina, que resultan de estratégica importancia para recuperar la plena soberanía nacional, y con ello eliminar las trabas y las debilidades estructurales que condicionan o incluso impiden nuestro desarrollo socio económico y nuestro pleno ejercicio de la soberanía.

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