sábado 18 de mayo de 2024 - Edición Nº1991

Entrevistas | 7 jun 2023

🗣️ Entrevista al Dr. Enrique Stein

⚕️ Malvinas y estrés postraumático: una deuda sanitaria, social y política


ENTREVISTA

 

  • ¿Desde cuándo usted decidió dedicarse a trabajar en el estrés postraumático ocasionado por la guerra de Malvinas en nuestros veteranos?

 

El mismo abril de 1982, cuando recuperamos las islas, me comencé a interesar desde el punto de vista crítico a nivel nacional y, por otro lado, desde el punto de vista psiquiátrico, ya que desde hacía muchos años me abocaba a estudiar el impacto psicológico de los desastres, al punto que soy consultor de la Organización Mundial de la Salud en ese tema y su impacto en la salud mental.

 

Me pareció importante hacer una referencia activa, además de solidaridad con nuestros soldados. Era muy importante porque existía y existe una enorme vacancia desde el punto de vista del Estado, desde la misma finalización de la guerra. El primer plan de salud mental para los combatientes de Malvinas se inició en el año 1992, casi diez años después de la guerra.

 

Desde un principio me interesé personalmente y conocí a muchos veteranos, luego pasé de atender individualmente a algunos veteranos a tener un lugar más institucional, primero colaborando para crear un Centro de Veteranos en Caseros, y luego siendo coordinador del equipo de Salud mental, Catástrofes, Ayuda Humanitaria y Misiones de Paz de Ministerio de Defensa, desde el año 2011 hasta el 2020, cuya última tarea fue, hace unos años, supervisar y atender a los familiares del ARA San Juan.

 

  • ¿Cómo nace en la historia el estrés postraumático?

 

Desde la Primera Guerra mundial se empezaron a ensayar definiciones, pero a partir del año 1968, apenas terminada la Guerra de Vietnam, los soldados norteamericanos volvían a su país con una cantidad de síntomas (angustia, ansiedad, aislamiento social, evitación de las situaciones traumáticas y recuerdo intrusivo) y lo que hicieron los norteamericanos, en la clasificación internacional que ellos manejan de enfermedades mentales, fue caratular ese combo de Síntomas que llamaron “estrés postraumático”, con una doble finalidad: poder definir por diagnostico quién podía tener este cuadro clínico bastante importante, y al mismo tiempo, por una cuestión económica, ya que, si alguien tenía esta sintomatología podía acceder a una compensación económica.  

 

Muchos aprendimos de la experiencia que dejó la Guerra del Vietnam, salvando las enormes diferencias entre ellas -como ser la motivación y legitimidad de dicho conflicto-, que no todo veterano de guerra tiene estrés post traumático. Es decir, no todos los ex combatientes tienen el conjunto de estos síntomas que conforman la patología. Porque, según mi experiencia clínica, se puede tener uno de los síntomas, pero fuera de eso, si tiene una vida normal, como por ejemplo no vive aislado, no puede decirse que tenga esa afección.

 

La tasa de prevalencia de esta afección en nuestros veteranos es de un 10 o 12%, muy distinto de la tasa de prevalencia del soldado norteamericano que está en el orden del 25 y 30%, cuando también, a su vez, el soldado norteamericano tiene, además, una tasa de prevalencia de salud mental, no solamente de estrés postraumático de un 30 o 35%, por lo cual la afectación no es solamente del producto psiquiátrico, sino también por el alto consumo de sustancias psicoactivas.

 

  • ¿A qué se debe este diferencial de prevalencia entre nuestros soldados combatientes y los norteamericanos?

 

La intensidad del estrés postraumático está asociada (1) al tipo de evento, (2) a la duración del evento y (3) a la permanencia en la situación disruptiva.

 

Estoy utilizando la palabra “disruptiva” y no digo solo “traumática”. Y lo hago así porque no toda persona que pasa por una situación de guerra (que es una situación disruptiva) tiene una enfermedad asociada a ella. Por eso, en general, la palabra “trauma” hay que empezar a reemplazarla por “situación disruptiva”, que puede o no transformarse en una enfermedad. Y eso dependerá de varios factores: (a) de la situación familiar, (b) de la reincorporación o no a la Fuerza a su regreso (c), del tipo de combate en que estuvo, (d) de la forma en la que participó en la guerra y (e) de su propia capacidad de resiliencia a su regreso. Por ello creo que hay una enorme diferencia entre los veteranos que tuvieron un grupo familiar en el cual estar acogidos y aquellos que no lo tuvieron, así como también entre aquellos veteranos que se reincorporaron a las Fuerzas y que tuvieron una contención institucional, y los que no.

 

Con respecto a la diferencia en la tasa de prevalencia con los norteamericanos, hay que tener en cuenta la cantidad de guerras en que están ellos. Esto lo podemos ver con la guerra en Ucrania, por la cual estoy seguro que ya existen miles de soldados y no soldados que están sufriendo las consecuencias.

 

  • ¿Cuál es la importancia de la familia en la persona que tiene estrés pos traumático?

 

La importancia es fundamental. Te comento un caso clínico.

 

Un soldado sobreviviente del ARA Belgrano que vuelve a su casa donde sus padres estaban separados, pero que no sabían si su hijo estaba vivo o no. Golpea la puerta de su casa, lo atiende el padre, habla con él un rato, se abrazan y se va a descansar. Se acuesta en la cama, al rato aparece la madre y se encuentra con el hijo, y resulta que, cansados los tres, se acuestan en la cama matrimonial con el hijo en el medio y los padres a su lado, uno al lado del otro.

 

Ese hecho, que es inmediato a la finalización de la guerra, le permitió al veterano tener una reconstrucción vivencial del apoyo de una familia que estaba separada, pero que en ese momento se juntan con él para darle un apoyo familiar.

 

El apoyo familiar es fundamental porque nosotros nos constituimos como sujetos humanos en un ámbito grupal, principalmente en el ámbito de la familia. Por eso, además de lo grupal (terapia de grupo entre veteranos) en la tarea terapéutica “de grupo” es fundamental la familia, ya que fue el factor más importante en su proceso de hominización: de pasar de hombre a ser humano. Así lo demostró la experiencia terapéutica en el Centro de Estrés Postraumático que creó el Ejército, que era dirigido por el Coronel Lamadrid y tenía un director médico como Martin Burdie, hoy un teniente coronel que sigue trabajando en el centro de salud de Veteranos de la Capital Federal que creamos hace unos diez años. 

 

  • ¿Para vos el Estado dio la espalda a los veteranos?

 

En lo principal es así, hasta cierto tiempo.

 

Hay una ley del año 1983 que determinaba que todo veterano debía ser revisado por el sistema de salud público provincial de su ciudad de origen. Eso no se llevó a cabo en todos lados y recién en los últimos 10 años se fueron construyendo centros especializados, por impulso de la lucha los trabajadores y veteranos, y se consiguió aproximadamente, a partir del año 90, que la atención de ellos fuera a través del PAMI veteranos.

 

Pero hoy hay un porcentaje muy importante (de lo que yo llamo una deuda sanitaria) en donde muchos veteranos -además de los que no pueden o no quieren hablar-, deberían tener asistencia médica y están dispersos en todo el país y no hay lugares de referencia para eso, más allá de los cuatros que hoy están en actividad, que son el del Centro de Buenos Aires, el de Curuzú Cuatiá, el que se abrió uno en Resistencia y hay uno muy importante en Córdoba.

 

Hoy hay un porcentaje importante de veteranos que no han sido asistidos: algunos porque no quieren, otros porque están bien. Ya que existe un porcentaje importante de veteranos que tienen sus actividades normales. De cualquier manera, acá hay que definir qué es lo principal y qué es lo accesorio. Lo principal es que gracias a la lucha de los veteranos hoy tienen una cobertura, pero el Estado se ha desentendido, producto de ese lamentable proceso llamado desmalvinización, que se inicia desde el momento mismo del término de la guerra, en donde se implementó una nota no solamente ideológica sino una actitud política, sanitaria y social hacia los veteranos, que sigue dejando una huella muy importante.  

 

Durante la pandemia, hice una investigación donde pude demostrar que en el tiempo que duró el aislamiento, mientras otras personas aumentaban el consumo de otras sustancias, los veteranos aumentaron el consumo de alcohol y al mismo tiempo aquellos que sí tenían estrés postraumático, cuya nota dominante puede ser el aislamiento, el aislamiento de la pandemia agravó de esos síntomas, y que en un 30% existía una “ideación” suicida, con lo cual la pandemia generó un riesgo particularmente en nuestros veteranos que hay que atenderlo. Porque sigue habiendo una deuda sanitaria y de reconocimiento social con los veteranos.

 

  • ¿Qué es la guerra para la mente de una persona?

 

La guerra tiene una similitud con otros hecho disruptivos o traumáticos, y tiene un elemento diferencial. Hay algunos componentes de una situación disruptiva como la guerra, que tienen que ver, en primer lugar, con (1) la motivación, es decir, por qué estoy yo en esta guerra -si es una reivindicación justa o no-, (2) la cercanía y sensación de muerte constante (3), la sensación de solidaridad con el camarada, que, según expresan los veteranos, les da un suplemento importante para sostenerse en combate. Pero todo esto también depende de la historia previa –la historia infantil y la historia familiar-, porque siempre el impacto de afuera –la guerra- atraviesa una condición interna y esa condición interna tiene que ver con la (a) genética, con la (b) historia familiar (c) los momentos productivos que pudo haber tenido y, al mismo tiempo, con el (d) tipo de evento que estuvo: no es lo mismo quien estuvo en la primera línea de combate que aquellos que no.

 

Pero más allá de todos estos factores, desde mi punto de vista hay un factor fundamental que atraviesa todo y es esencial para la recuperación del veterano, que es la motivación: saber por qué se estuvo ahí. Entonces ahí el sentimiento de patria, el sentimiento nacional, el sentimiento de defender una causa justa toma una enorme importancia, porque, aunque el sentimiento de vida o muerte aparece no como un dato, sí, globalmente, a la persona que está en el frente de batalla, esa significación le aparece como un motivo para estar sufriendo el frio, el pozo y enfrentando la balacera.

 

  • Que importante lo que decís, acerca de la trascendía que tiene la legitimidad de por qué se fue a la guerra para afrontar la batalla y también la recuperación del veterano.

 

Exactamente. Por eso entiendo que juntamente con el tratamiento tiene que haber una permanente malvinización, que tiene que ver con la actividad de muchos veteranos que van a las escuelas a difundir la Causa, las participaciones del 2 de abril en los cenotafios. Pero esto es un proceso largo y hay que insistir en esta malvinización, que debería ser parte fundamental del sistema educativo, y que sirve directamente a la contención de nuestros veteranos.

 

¿Sabés por qué es muy importante la malvinización para nuestros combatientes de Malvinas? Porque esto tiene que ver con sentido de la vida, y cuando aparece este sentido de la vida, la motivación o el proyecto de vida, ahí está la base de la recuperación. Y cuando vos lo hablás desde el punto de vista de la malvinización, corre relativo al fundamento político de haber participado en una guerra nacional justa.

 

  • Haber participado de un hecho que es una Gesta. Por eso me molesta mucho cuando algunos dicen que la guerra de Malvinas no fue una Gesta.

 

Exacto. Una cosa es una Gesta, y otra cosa es una agresión imperial, que no tiene nada que ver con la justicia sino con una expansión colonial, de ocupación de territorio y apropiación de riquezas.

 

Esa diferenciación terminológica no es un detalle secundario hablar de Gesta, como tampoco lo es insistir en la malvinización, porque este evento, como la gesta sanmartiniana, es algo que no se va a olvidar y tampoco se tiene que olvidar, por varios motivos, uno de los cuales es que Malvinas es un punto estratégico que tiene plena vigencia por su proyección antártica, su control sobre el paso al Pacífico y el control del Atlántico y su enorme cantidad de riquezas. Por eso es hay una base militar, no solo británica, sino de la OTAN.

 

  • Por suerte los veteranos siguen cumpliendo años, y este paso del tiempo desencadena en todos los seres humanos diferentes formas de procesar las cosas. ¿Qué crees vos que debería suceder, además de intensificar la malvinización, para que los veteranos se sientan más contenidos? ¿Qué tendríamos que hacer nosotros, qué tendría que hacer el Estado?

 

Primero, hay que fortalecer las prestaciones que el PAMI brinda que, si bien las ofrece, no siempre lo hace bien. Por otro lado, hay que pensar que la edad de algunos de nuestros veteranos implica que van teniendo otras enfermedades (hipertensión, diabetes y otras) están en un periodo de su vida que para la población común de 60 o 65 años, están necesitando un respaldo y recaudos especiales, porque el tiempo pasa y la afectación para aquellas personas que, por haber participado de una guerra, puede aparecer más prontamente que en aquellas que no pasaron por esa situación.


De cualquier manera, lo más importante debería ser cumplir con esa Ley 23109 de 1984, que implicaría revisar a todos, y buscarlos. Porque tiene que haber una política activa de búsqueda. Si bien algo hacen las Federaciones de Veteranos, y los veteranos mismos, pero me parece que el Estado debería reforzar y hacer dentro de Plan de Salud Pública en general un plan más específico acorde a la etapa que están atravesando hoy nuestros veteranos. 

 

Luciano R. Moreno Calderón

https://twitter.com/UMalvinizadora

 

 

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