Análisis | 30 nov 2023
Por Lucia Ferrari 🪶
🇦🇷 Kissinger, Perón y Geopolítica Demográfica en Argentina
A los 100 años falleció Kissinger, un gran impulsor de las políticas de control poblacional en "países no desarrollados". En 1974, en Memorando de Estudio de Seguridad Nacional 200, analiza el crecimiento demográfico a nivel mundial, arribando a la conclusión de que los EEUU debían impulsar en los países del tercer mundo políticas de control de natalidad para evitar hambrunas, crisis civiles, y sobre todo, la posibilidad de acceder a los recursos naturales de aquellos países. En palabras del informe: "Hay que tener cuidado de que nuestras actividades no deben dar la impresión a los países menos desarrollados (PMD) de ser una política de un país industrializado, dirigida contra los países menos desarrollados(...) Los líderes del "Tercer Mundo" deben estar a la vanguardia y obtener crédito para programas exitosos. En este contexto, es importante demostrar a los líderes de los PMD que tales programas de planificación familiar han funcionado y pueden funcionar dentro de un período razonable de tiempo".
En contraposición a este planteo, en la Argentina, nuestro último líder criollo Juan Domingo Perón analiza esto mismo desde una visión autocentrada. Por la extensión de nuestro país y la cantidad de recursos naturales, en su vuelta del exilio Perón se plantea la necesidad de aumentar nuestra población, con el objetivo de llegar al año 2000 con 50 millones de habitantes. En su Plan Trienal para la Reconstrucción y la Liberación Nacional (1973) sostuvo: “Nuestro bajo crecimiento demográfico se debe a la constante declinación de la natalidad… Si bien esta tendencia cultural es difícilmente reversible, puede moderarse en su intensidad mediante una política de protección a la familia, por la cual el tener hijos no sea económicamente gravoso”.
Así fue que en 1974 se implementó el decreto 659 que establecía un control más estricto de la venta de anticonceptivos y prohibía las campañas de control de la natalidad.
Si analizamos la situación de nuestro país hoy, nos encontramos que siendo uno de los países más grandes del mundo, contamos con una baja densidad poblacional (16 habitantes por km2) y una Tasa Global de Fecundidad de 1.7 hijos por mujer (descendió un 30% en los últimos 4 años). Esto nos coloca por debajo del nivel de reemplazo, es decir, esta tendencia a futuro causaría un envejecimiento y achicamiento de la población. Perón esperaba 50 millones en el 2000: 23 años después, somos 45 millones según el último censo de 2022.
Sumado a esto, es importante observar la fragmentación y posible balcanización de nuestro territorio nacional. Mientras que en la provincia Buenos Aires la densidad poblacional es de 55 habitantes por km2, en la Patagonia es de 2,2. El territorio más joven, extenso y estratégico de nuestro país, está despoblado y codiciado por extranjeros, principalmente, por los ingleses. Tenemos parte de la provincia de Tierra del Fuego, Antártida e Islas de Atlántico Sur ocupada por la Corona Británica, en las Islas Malvinas; el puerto de Punta Loyola en Santa Cruz administrado por la CGC de Eurnekian como puente logístico de abastecimiento a dichas islas y recientemente la instalación de un radar tipo LEO de la empresa LeoLabs también de capitales ingleses en la localidad de Tolhuin, Tierra del Fuego, entre otras cosas.
Por estas razones los argentinos nos debemos en este siglo XXI una geopolítica demográfica en pos del repoblamiento de la Patagonia. Debemos impulsar el alza en la Tasa Global de Fecundidad junto con el desplazamiento de la población hacia el sur del país. Esto implica que el formar una familia en Argentina no es ya un mero deseo individual sino un deber patriótico. No lloremos mañana lo que no supimos defender hoy. Es de vital importancia para que esto sea posible una política impulsada desde el Estado Nacional, planificada para incentivar y ayudar a los jóvenes y adultos argentinos.
Por un lado, a partir de la generación de puestos de trabajo industriales y de calidad, a partir de la industrialización, lo cual, genera una natural migración hacia aquellos lugares. Tenemos ejemplos de esto en nuestra historia. Uno es con YPF en 1933 y el desarrollo de las ciudades Cutral-Có y Plaza Huincol, que a partir de la instalación de la misma alcanzaron una población similar a la de Neuquén capital. Otro ejemplo es el caso de HIPASAM (Hierros Patagónicos S.A) en Rio Negro, en la zona de Sierra Grande, en donde en 1970 contaba apenas con 400 habitantes; y gracias al desarrollo de esta empresa, a través de la Dirección General de Fabricaciones Militares llego en 1980 a 9600 habitantes.
Es decir que a partir de las Empresas Industriales del Estado y sus PYMEs asociadas, en conjunto con la logística pertinente (Ley E.L.M.A XXI, desarrollo del perímetro nacional con ferrocarriles) se pueden brindar las condiciones materiales para el asentamiento de la población.
Sin embargo, observando el desarrollo de la Tasa de Global de Fecundidad a nivel mundial, no sólo la industrialización es suficiente. De hecho, en los países industrializados, la tasa de fecundidad tiende a disminuir. Por eso, además de lo anteriormente mencionado necesitamos una política de incentivo a la natalidad. Incentivos materiales como la posibilidad de acceder a un terreno y plan de vivienda para quienes se casen y apuesten a tener hijos y una agencia de niñeras nacional para que las madres argentinas que trabajen tengan la tranquilidad de dejar a sus hijos en buenas manos. Un reconocimiento material y moral a aquellas mujeres argentinas que apuesten a ser Jefas de Hogar, reconociendo su gran valor y sacrificio en pos de la familia y la Nación.
Será necesario además el impulso de la familia argentina a través de la cultura, los medios de comunicación, la escuela y diversos medios de educación y difusión del país.
Con el fallecimiento de Kissinger, sepultemos también su planteo demográfico o resignémonos a perder parte de nuestro territorio en los próximos años.
Por
Lucia Ferrari
Lic. en Psicología
Movimiento de Liberación Nacional (MLN)