Soberanía | 15 ene 2024
Por Luis Esterlizi ✍️
El liberalismo es el enemigo acérrimo de la unidad y organización de los pueblos 🐍
Síntesis histórica
Nuestra Patria comenzó a gestarse desde el primer momento en que nativos y habitantes ofrecían hasta sus vidas para salvaguardar sus culturas, sus esencias y valores y por sobre todas las cosas, dejar de ser colonia y ser dueños de un país independiente y una patria asumida como el hogar definitivo de sus futuras generaciones. La mayoría de los argentinos somos claros descendientes de aquellos compatriotas.
Por lo tanto no hay dudas cuando pensamos que desde que nacimos, luchamos frente a la necesidad de ser un Estado independiente ante la pérfida época de imperios y reinados avasalladores, que detrás de la llamada “civilización” escondían sus ansias de acrecentar poder y constituir colonias como factorías proveedoras de alimentos y recursos.
Con estas invasiones “civilizadoras” y “colonizadoras”, venían los adelantados que preparaban las condiciones para que algunos que se decían argentinos, fueran los administradores y organizadores del “progreso”, con la seguridad de responder a las banderas de sus otras nacionalidades y con claros mandamientos para las modificaciones y formalidades gubernamentales impuestas como aún lo estamos viendo, conservando la fidelidad a intereses ajenos a nuestra Patria.
En la actualidad
Por eso existen aún dichas tácticas, aunque las estrategias persigan otros objetivos conectados con la realidad mundial del momento y las potencias que encarnan dichas pretensiones. Esto demuestra que Argentina sigue siendo uno de los espacios geopolíticos más importantes del continente suramericano, por disputas ante la conformación de un orden mundial multipolar.
Con distintas realidades, estrategias y métodos, estos acontecimiento siguen sucediendo -sobre todo- al comprobar el estado calamitoso del país y entender que la existencia de políticos y ciertos dirigentes venales, como de una economía que dejó de ser parte de la filosofía moral de los gobiernos, arribamos a esta situación de tremendos endeudamientos, muchos de ellos ficticios, ilegales e ilegítimos, que constituyen la cadena que nos ata a la posible entrega del patrimonio y de los recursos más preciados de los argentinos.
Esto que hoy se presenta de la forma más grosera que pueda imaginarse en democracia, fue causa de la decadencia política de la Argentina, para que el Congreso de la Nación esté al borde del suicidio si le entrega al actual Presidente de La Libertad Avanza, la sumatoria del poder del Estado, por un tiempo que puede ser de 1, 2 o 4 años.
Con solo comprobar lo que produjo en tan solo un mes de ejercicio gubernamental, imaginemos qué puede suceder en un año, cuando dicho Presidente opera como si fuese un representante del poder financiero internacional y quizás tal vez el “Virrey” o embajador de las pretensiones de EE.UU. e Israel, con el agravante de habernos comprometido en una guerra que se libra en medio Oriente.
Atentan contra el Proyecto de Comunidad Organizada
Cómo resultado del proceso de evolución humana, los pueblos avanzaron a partir de fortalecer su identidad y su existencia como tal y alcanzar la conciencia social que le permita organizarse para asumir responsabilidades y arribar a las soluciones y adecuación de las normas que no solo modelan la convivencia sino que posibilitan fijar aspectos esenciales del destino común que persiguen, con equilibrio, armonía y sin lucha de razas, credos y clases sociales.
Este largo proceso que ha experimentado nuestra comunidad, ha estado en la mira de los sectores que comulgan con ideas absolutistas y autocráticas, ya que necesitan impedir mediante cualquier argumento, que el pueblo sea una unidad pensante y con poder de decisión sobre su soberanía política, independencia económica y justicia social.
El objetivo -de las tiranías- es tener siempre el poder supremo para dominar cualquier atisbo de rebeldía porque a lo que más le temen los dictadores es a un pueblo organizado, inteligente y consustanciado con un objetivo común. Por lo cual usa como estrategia tanto la degradación como la afectación ética y moral de su existencia, quitarle el sentido de lo social, obstruir su capacidad de organización y no permitirle el armado de un modelo para un Proyecto Nacional, ideado y consensuado por ellos.
En el 55, avanzaron contra esa alternativa que en manos del Gral. Perón había logrado ponerle freno a los privilegios de los sectores oligárquicos, monopólicos y financieros, generando la idea de que un pueblo organizado vence al tiempo. Pero cuando advirtieron dicho avance, bombardearon Plaza de Mayo para asesinar al líder e instalar una persecución sistemática ante la posibilidad de su resurgimiento, mediante una proscripción de 18 años. Pero las resistencias de muchos militantes, pudo mantener viva la posibilidad de su retorno.
Con tantos años de infección liberal, lograron deformar ideológica y doctrinariamente a muchos dirigentes, que se convirtieron en peronistas adocenados al régimen partidocrático, aunque Perón desarmó varias veces dichas maniobras, manteniendo su liderazgo con el fin retornar y encabezar nuevamente un proceso de auténtica Liberación Nacional.
Transcurridos los sucesos de los años 70, el regreso del Gral. Perón a la Argentina, su gobierno y su muerte, se produce el golpe de 1976 a Isabel Perón, ilusionando a los sectores liberales pensando que había llegado la hora de destruir definitivamente a la única ideología que identifican como adversa a sus pretensiones. Para ello impusieron como Ministro de Economía a José Alfredo Martinez de Hoz, intentando enterrar definitivamente la herencia dejada por el Gral. como son el Modelo argentino para el Proyecto Nacional y lo aprobado por el congreso mundial de filosofía en 1949, el Proyecto de Comunidad Organizada.
Cuarenta años de demoliberalismo
La reiniciación del ciclo democrático posterior al golpe de 1976, estuvo contaminada por el neoliberalismo, que con una variedad de matices, perseguían el mismo daño: infeccionar o tergiversar las esencias culturales, doctrinarias e ideológicas del pueblo.
Y así comprobamos como los dos partidos tradicionales: el Radicalismo y el Peronismo, fueron los caballos de Troya que sirvieron de vehículos a coaliciones cuyos objetivos eran dividirnos por izquierda o por derecha, según fueran las circunstancias. Y así instalaron la alternancia en este sistema partidocrático, que tuvo su primera implosión en el 2001/02, cuando el pueblo pidió a gritos que se fueran todos.
Al cumplirse 40 años de democracia fallida, es tan desastroso el escenario político, económico y social, que muchos argentinos ansían un cambio contra la denominada “Casta”, adjetivo impuesto por quién luego resultaría electo presidente.
Hoy a 30 días de haber asumido, el despliegue de las intenciones y propuestas de LLA, expresados por medio del DNU y una Ley Ömnibus, según atributos que goza el Presidente en situaciones excepcionales, imponiéndolas por medio de cientos de disposiciones totalmente inconstitucionales, con algunas similares a los memorándum de las dictaduras, estableciendo el poder supremo en la figura del Presidente o la represión de reuniones de más de tres ciudadanos y con la soberbia de pedir 4 años para manejarse sin que éstas y otras disposiciones posteriores, pasen por el Congreso Nacional.
Necesidad del Movimiento Nacional
En lo político, la desvergüenza y el toma y daca se instalaron entre el Poder Ejecutivo, diputados, senadores y gobernadores -especialmente los que se dicen radicales y peronistas- renegando de las esencias doctrinales de sus partidos y movimientos -con algunas excepciones- aceptando discutir el contenido de dichos instrumentos, muchos de ellos anticonstitucionales, dejando en una orfandad injustificable a miles de asociaciones intermedias laborales, productivas, comerciales, cooperativas, jubilados, farmacias, escribanos, etc, qué son entidades elegidas libremente por el pueblo organizado.
No admito la confusión en dicha clase política porque este plan no es contra la Casta, más bien es con la Casta, para exterminar cualquier atisbo de organización política, sectorial, social, profesional,etc., que aunque muchas son mal manejadas con aviesas intenciones, deben ser recuperadas ética y moralmente para poder funcionar como cerrojo inexpugnable, ante la intención del Poder Ejecutivo de imponer la proscripción institucional a estas entidades libres del pueblo.
El actual sistema partidocrático demostró -en estos últimos 40 años- que no actuó al servicio del pueblo. Mejor dicho, se sirvió del poder popular para imponer una crisis ética y moral sin precedentes, una política económica de descapitalización, y endeudamiento eterno y una degradación social impensable en un país como Argentina.
Ante tal realidad resulta esencial iniciar -junto a las nuevas generaciones- la reorganización del Movimiento Nacional bajo la misión de institucionalizar la participación libre y democrática de las organizaciones libres del pueblo -que hoy intenta impedir el liberalismo- para poder participar con la debida responsabilidad social que necesita Argentina.