
Análisis | 25 oct 2024
extractivismo y pobreza
La importancia de las instituciones para el desarrollo económico y social
Luis Esterlizi ✍️
Los galardonados con el último premio Nobel de Economía -Daron Acemoglu, Simón Johnson y James A.Robinson- demostraron que una de las explicaciones de las diferencias en la prosperidad de los países son las instituciones sociales que se introdujeron durante la colonización. “La creación de instituciones inclusivas ha generado riqueza, mientras que las instituciones extractivas, aunque producen ganancias a corto plazo para quienes tienen el poder, no mejoran la situación general de la población", se señaló como fundamento de la distinción.
Ante las circunstancias actuales que viven los pueblos en vías de desarrollo, las conclusiones expresadas por los ganadores del Premio Nobel de Economía, deben ser tenidas muy en cuenta, sobre todo por los gobernantes que están decididos a terminar con la explotación social y generar un cambio sustancial, generando crecimiento económico con desarrollo social en armonía con la naturaleza.
Para ello es fundamental tener en cuenta que los pueblos y gobiernos que buscan evolucionar socialmente no lo podrán hacer sin instituciones sociales que coadyuven con dicho proceso. En ese sentido, aquellas políticas de Estado que promueven la participación de instituciones extractivas solo generan ganancias en el corto plazo para quienes tienen el poder, sin que mejore la situación general de la población.
Destrucción de las instituciones
Esto es lo que debemos analizar de estos 10 meses del Gobierno actual, ya que en lugar de promover la lucha contra la posible corrupción y el despilfarro en las instituciones públicas, sociales y sectoriales, intenta destruirlas o desmembrarlas y deja así a la población aún más desguarnecida, ante un Estado omnipotente.
Aprovechando tales circunstancias, importantes grupos financieros dedicados a la producción extractivistas -actualmente favorecidas por el Régimen de Incentivos para Grandes Inversiones (RIGI)- vienen en busca de grandes ganancias en muy corto plazo sin importarles el cuidado del ambiente y sin producir el consecuente desarrollo social tan fundamental para recuperar la dignidad de millones de argentinos.
Frente a una crisis integral como la que padecemos, no será posible de enfrentar con el plan de un gobierno volcado exclusivamente a cuestiones económicas que, aunque importantes, minimiza las consecuencias sociales aberrantes, ya que, detrás de los fríos números de sus balances, existen trabajadores, empresarios, comerciantes, profesionales, etc.
Los gobiernos que se concentran en la economía, para conseguir el déficit cero y terminar con la inflación, soslayando el resguardo de la cuestión social, como lo estamos viviendo “en carne propia”, tienen como resultado índices de pobreza del 53% de los ciudadanos y una recesión que clausuró millones de puestos de trabajo, provocó la desaparición de miles de pymes, congeló salarios y jubilaciones por debajo de la línea de la pobreza y obligó a grandes empresas a trabajar con el 50% de su capacidad ociosa instalada.
Conclusión
Nuestra sociedad, debe proteger su unidad de concepción y de acción, teniendo en cuenta estos argumentos, dejando de lado las posiciones ideológicas, clasistas o religiosas, ya que como argentinos no podemos contemplar cruzados de brazos -cómo ideas mesiánicas e inhumanas- destruyen nuestra historia, valores y virtudes expresadas en nuestra forma de vida en sociedad y afianzadas en nuestra apreciación sobre el verdadero sentido de la solidaridad e integración social.
Tampoco podemos aceptar la especulación, la corrupción y el despilfarro en beneficio personal, en aquellas instituciones sean públicas como privadas cuyos dirigentes buscan preservar eternamente el manejo autocrático de las mismas para proteger y continuar con sus privilegios.
Menos, cuando el Presidente no solo reniega de la idea de derrotar los extremismos mediante la evolución social, sino que también desestima la capacidad del pueblo y de las instituciones para trabajar, producir y promover, junto con el Estado, el cuidado del medio ambiente, la armonía y el equilibrio con la naturaleza que nos cobija.
Se trata de cuestiones insalvables que se corresponden con prácticas y disposiciones establecidas por los organismos internacionales.
Es fundamental que los empresarios tanto en la producción industrial como en la exportación de sus productos, sean también celosos preservadores de estas prácticas y disposiciones, como una forma de contribuir a la lucha contra el calentamiento global.


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