Entrevistas | 29 nov 2024
Soberanía: Patriotas que la defienden y acomodaticios y cipayos que la entregan
El día de la soberanía conmemora el desigual pero muy digno enfrentamiento de argentinos, que hicieron frente a la prepotencia de las dos mayores potencias de la época (siglo XIX), el Reino Unido y Francia, cuyas poderosas flotas de guerra enviadas al Plata, pretendían imponer el sofisma del “libre comercio” y otros dogmatismos imperiales, para destruir nuestro patriótico ejercicio de soberanía, e imponernos condicionamientos colonizantes, los que implican el pisoteo de todo atisbo de dignidad nacional.
No solo en La Vuelta de Obligado se enfrentó a los invasores, también cuando regresaban, fueron hostilizados, con graves pérdidas y serios daños, en Quebracho y Tonelero.
La expedición invasora anglo francesa, estaba compuesta por barcos artillados con cañones de gran alcance, con tropas de infantería para incursiones e invasiones focalizadas, más buques mercantes, atiborrados de mercaderías, que pretendían vender, en nombre del “libre comercio”; pero la incursión terminó en el fracaso, con graves daños en las embarcaciones, y bajas en las tropas agresoras; finalizando las hostilidades tiempo después, con el desagravio a nuestra Enseña Patria, por parte de buques de guerra de ambas potencias agresoras. Mérito de Juan Manuel de Rosas (que contó con el apoyo explícito de San Martín, durante décadas hasta su deceso), siendo ambos patriotas dos de los grandes referentes del Pensamiento Nacional.
Es justo citar a los dos grandes colaboradores que tuvo Rosas en este conflicto, en particular el General Lucio Mansilla y el canciller Felipe Arana.
Lamentablemente, nuestra historia está muy marcada por las acciones siempre nefastas de sectores apátridas de mentalidad unitaria excluyente y de gustosa subordinación a poderes extranjeros. A esos traidores a la Patria Argentina, José Luis Torres denominó “perduellis”, y Jauretche el más conocido apelativo despectivo de “cipayos”.
De esa forma cabe calificar el accionar del múltiple traidor Urquiza, quien se pronunció contra Rosas, aliándose con el Imperio de Brasil, y contratando mercenarios europeos, en particular italianos y alemanes. Y como supuesto Federal, se subordinó a los dictados de apátridas unitarios, quienes operaban básicamente desde Montevideo, como gustosos obedientes de mandatos de las potencias colonialistas.
Después de operar como traidor, venciendo a las fuerzas federales de Rosas, en Caseros, Urquiza traicionaría a los caudillos federales, a quienes no defendió de las agresiones y “operaciones de policía” de los unitarios mitristas, pese a los varios pedidos de asistencia de los caudillos, que serían perseguidos y muchos de ellos asesinados.
A la vez, Urquiza traicionó al pueblo hermano y aliado histórico de Paraguay, al no oponerse a la “guerra de la triple infamia” fogoneada por el Reino Unido, e impulsada por Mitre y los unitarios portuarios. Guerra que le permitió a Urquiza hacer pingües negocios…pero esa ya es otra historia.
Cabe mencionar al endeudador y achicador del territorio, además de su soberbia portuaria y desprecio a las provincias, y enemigo declarado de San Martín, que fue Rivadavia. ¡Por algo es “la gran referencia” de las oligarquías apátridas y otros sectores del cipayismo!
En breve síntesis se menciona a otros operadores del poder, faltos de patriotismo en concreto (aunque varios de ellos afirmaran serlo), y en muchos casos siendo simples acomodaticios o desvergonzadamente al servicio de intereses antinacionales.
Así ocurrió en el medio siglo largo del mitrismo, con vergonzosa sumisión a los dictados del Imperio Británico, período en el cual puede considerarse que los únicos presidentes con algunas o varias acciones rescatables e incluso destacadas como de orientación nacional, discordantes con el ultra liberalismo dogmático, fueron Carlos Pellegrini y Julio Argentino Roca.
Después del período yrigoyenista (en el cual se sostuvo la neutralidad en la Primera Guerra Mundial, y no nos subordinamos a las pautas vengativas de los vencedores, al fin del conflicto; y se creó YPF, de muy importante accionar, entre otras acciones positivas), con el “golpe con olor a petróleo” de 1930, comenzó la década infame, que duraría hasta 1943; período en el cual volvió, en versión profundizada, la vergonzosa sumisión a los dictados del Reino Unido, logrando presentarse contundentes pruebas de infames negociados en las exportaciones de carnes, y en las tarifas y concesiones del servicio eléctrico en las grandes ciudades, esto último expuesto en el lapidario informe de Rodríguez Conde y colaboradores.
Las bien probadas denuncias de Lisandro De La Torre, que tenían a mal traer a dos personeros del establishment, como Luis Duhau y Federico Pinedo, molestaban mucho al cipayaje pro británico, y todos los indicios afirmaron que de esos “poderes profundos” provino la instigación del intento de asesinato, en el Senado Nacional, a De La Torre (de fogosa verba), que costó la vida del compañero de bancada, Senador Enzo Bordabehere, que ofrendó su vida para salvar a su amigo.
Poco más de una década después, el odio concentrado hacia el pueblo, por parte de oligarcas y otros poderosos asociados o subordinados a intereses extranjeros, se puso en evidencia con crudeza, cuando aviones de La Marina y algunos de la Fuerza Aérea, cometieron la cobarde salvajada de bombardear a su propio pueblo, en Plaza de Mayo, deleznable acción que no parece tener parangón en el mundo, y de la cual los sectores reaccionarios con claro odio a su pueblo, nunca mostraron arrepentimiento alguno…e incluso se ufanan de semejante acción genocida. ¡Y resulta que algunos (o muchos) uniformados, no entienden porque no gozan de mucho prestigio!
El golpe de Estado de 1955, significó que volvieran al gobierno conocidos personeros de la oligarquía, con solapado o en muchos casos visible odio a todo lo Nacional y Popular, además de la arcaica y antinacional mentalidad opuesta a todo desarrollo industrial y tecnológico propio.
En ese período se formalizó el ingreso al FMI, el cual había sido negado por Perón, atento al rol de intervencionismo explícito evidenciado por ese organismo financiero transnacional, en los hechos fuertemente influenciado por EEUU y en menor medida Europa.
Ese gobierno, es llamado “la revolución fusiladora” por las muchas ejecuciones sumarias de civiles y militares, que se opusieron a las acciones de anacrónico e inaceptable odio a todo lo Nacional y Popular, así como al retrógrado anti industrialismo del ultra conservacionismo oligárquico, del cual fue funcional.
A la vez, se implementó un severísimo proceso de expulsión en las fuerzas armadas, de todos sus componentes que evidenciaran la adhesión o incluso mínima simpatía por el peronismo, por lo que 1955 puede considerarse el año fundacional del “partido militar”, cargado de colonizante ideología liberal, lo cual provocaría un drástico cambio en las prioridades de las fuerzas armadas, ya por ese entonces totalmente alineadas con la entelequia que se llamó “el mundo libre, occidental y cristiano”, que por cierto no era ni libre, ni centrado solo en occidente, ni tampoco acorde a los altos valores cristianos.
La excluyente ideología ultra liberal, y el alineamiento incondicional con las potencias anglosajonas, dio por una de sus consecuencias el cambio de paradigma o doctrina básica, la cual dejó de lado la Defensa de la Patria, para priorizar la subordinada “defensa del sistema”, alineada incondicionalmente con EEUU y sus socios menores, dejando de lado la mucho más digna y patriótica postura de La Tercera Posición. Y todo eso acarrearía muy negativas consecuencias y la instalación de odios que hoy parecen insalvables.
El breve, pero muy activo gobierno desarrollista de Frondizi, con más aciertos que errores buscó el autoabastecimiento de petróleo y la rápida industrialización, así como la concreción de obras públicas importantes y necesarias. Pero estuvo muy condicionado por sucesivos planteos militares, que terminarían derrocándolo, con persecuciones y encarcelamientos vengativos contra muchos de sus destacados funcionarios y colaboradores. Metodología ferozmente persecutoria, usual de unitarios, liberales, y otros sectores de la antipatria, perpetrada a lo largo de nuestra historia.
El golpe de Estado de 1962 acentuaría el accionar del “partido militar”, identificado con los sectores socio políticos más reaccionarios, lo cual se profundizaría con los siguientes asaltos al poder formal. En ese período histórico, se contó con el asesoramiento de Francia, que habría sido activamente promovido por el General López Aufranc, para enseñar brutales métodos de torturas, que los galos utilizaron en Argelia, donde pese a todo, la nación norafricana pudo alcanzar la independencia, librándose del vetusto colonialismo galo.
A su retiro, López Aufranc pasó a presidir Acindar. Eso seguramente fue la institucionalización de la figura de “generales de empresa”, muy distinta al honroso concepto de General de la Patria; lo cual con su maestría conceptual expresó el destacado historiador José María Rosa, quien al fallecer el General Guglialmelli, expresó “ha muerto el último General de la Patria, ahora solo quedan generales de empresa”.
Los dos últimos golpes pretorianos fueron el de 1966 (al derrocar a Illia, quien quiso enfrentar operaciones “no transparentes” de laboratorios farmaceúticos) y 1976; con énfasis violento y excluyente en el último, el del “proceso”, en su expreso continuismo histórico con el nefasto mitrismo.
El muy infame “proceso”, tuvo como falsa excusa combatir a las violencias de guerrillas (las que en los hechos fueron funcionales a la antipatria), con el objetivo real de instalar el muy negativo neoliberalismo, para lo cual las bayonetas impidieron toda resistencia al descalabro socio económico generalizado, que significó esa doctrina político–económica, industricida, empobrecedora, y claramente atentatoria contra la soberanía nacional. Para eso, los uniformados en los hechos operaron subordinados a los dictados de Martínez De Hoz y sus “Chicago’s Boys”, feroces aplicadores de la Escuela de Chicago, y perpetradores de negociados, como la estatización de “la Ítalo” (generadora de electricidad), pagando sobreprecios inadmisibles. La Escuela de Chicago, en la Universidad homónima, era por entonces usina principal difusora del neoliberalismo.
Además de las destrucciones socio económicas, no debe soslayarse el necio planteo de las cúpulas militares y sus adláteres civiles, de suponer que éramos “aliados” de EEUU, planteo irracional con el cual se planificó la recuperación de Malvinas, Georgias del Sur y Sándwich del Sur; lo cual además de diezmar acentuadamente nuestras capacidades militares, significó un claro retroceso en nuestras legítimas aspiraciones de recuperar la soberanía efectiva de esos archipiélagos.
También estúpidamente, desconociendo la historia e idiosincrasia anglosajona, los proceseros supusieron que el Reino Unido no reaccionaría militarmente. Para peor, la equivocada “ideología procesera”, con sus serias falencias en Geopolítica, Historia y Economía, sigue inculcándose en las nuevas camadas de uniformados.
¡Y hasta hoy no parece haberse aprendido nada de esas dolorosas experiencias, tapado todo con el apelativo de “la gesta patriótica de Malvinas”, con lo cual nunca se enjuició formal e históricamente a sus responsables y los ideólogos del establishment local!
Vueltos al poder formal los gobiernos civiles, se dio la claudicación de Alfonsín en el Pacto de Olivos, que posibilitó la muy destructiva década larga del noventismo, de exacerbación del neoliberalismo; período de sumisión al bloque de poder mundial hoy llamado Atlantismo, con desprecio abierto a nuestra soberanía en todos los frentes; incluso involucrándonos en la agresión de la OTAN contra Iraq, pisoteando con ello la larga tradición nuestra de promover la paz y no participar en guerras ajenas.
Esa década larga neoliberal, en la cual Cavallo extranjerizó casi todas las empresas del Estado, varias de ellas estratégicas; y perpetró la aberración delincuencial de estatizar las deudas externas de grandes empresas (entre ellas la de Macri); y nos llevó a los empujones, a la crisis terminal de 2001/2002, con sus secuelas de miseria generalizada, desindustrialización forzosa, brutal endeudamiento que acentuó el ya contraído en el “proceso” cívico militar; y la subordinación total a las siempre negativas “recetas” destructivas del FMI.
El resto de la historia es muy reciente, y en mérito a la brevedad debe analizarse separadamente.
MGTR. CARLOS ANDRÉS ORTIZ
Analista de Temas Económicos y Geopolíticos