Análisis | 11 dic 2024
Milei, la casta, y la democracia que padecemos
Horacio Paccazochi 🪶
MILEI ES LA CASTA
Hemos vivido en el ultimo tiempo los argentinos en la creencia que únicamente por el fracaso de los partidos tradicionales surgió este personaje desde fuera de la política, (ahora le llaman outsider), que se convirtió en Presidente. Creemos que esto obedece a cusas mas profundas.
Generalmente quienes acceden a cargos publico en algún país de las llamadas democracias Occidentales (luego hablaremos de ellas) sin estar afiliado a ningún partido político, provienen de sectores sociales, económicos, o culturales, que no se sienten representados por las estructuras políticas vigentes y desde allí convocan al resto de la sociedad.
Ahora bien, esos llamados outsiders, que no lo son tanto ya que representan a sectores específicos, cuentan con el apoyo de estos para ingresar a la política y lo que ello implica: acceso a la gran prensa, apoyo financiero, publicidad, etc. Como es entonces que Milei sin representar mas que a él (y a su hermana) se llegó a convertir en un candidato con acceso a la prensa nacional, medios económicos para hacer publicidad, recorrer el País, etc.
Es una verdad a voces que Milei fue introducido a la política por el peronismo como una forma de dividir a la oposición del PRO, debido a que no contaba con candidatos en condiciones seguras de ganar la contienda electoral. De allí vino el gran empujón a su figura, acceso a los medios, financiamiento, integración de listas de candidatos, etc.. Lo demás, hablemos del 30% de los votos que es lo máximo que consiguió juntar, provino del apoyo de sectores que no se sentían representados por los partidos tradicionales, como ser fundamentalmente cuentapropistas y jóvenes que llegaban por primera vez al voto.
Eso fue la primera vuelta. Su acceso a la presidencia no fue como lo cuentan analistas políticos una "maniobra magistral" suya para unir sus votos con los del PRO. En todo caso fue un uso que de su candidatura hicieron Macri, y los sectores que representa el PRO y un radicalismo sin opción electoral.
Y esta movida venia acompañada por los "sospechosos de siempre". Los que atacan al Estado pero financian al candidato que les permita hacer negocios con él, los que necesitan pocos controles para seguir evadiendo y engordando sus cuentas en paraísos fiscales, los que obtienen grandes ganancias de un mercado interno cautivo pero viven y tributan en el Uruguay.
Si cabe alguna duda de lo que decimos fijémonos a quien benefician las medidas de su gobierno:
- Menos Estado: es decir menos Obras Publicas de todo tipo, menos beneficios sociales para jubilados y discapacitados entre otros.
- Inflación mentirosa: después de una monstruosa devaluación que ha licuado el poder adquisitivo de los asalariados reflejado en la caída de ventas a todo nivel.
- Liberación de importaciones: para inundar el mercado interno de trabajo extranjero en contra de la ocupación nacional que cae día tras día.
- Régimen de inversiones extranjeras (RIGI): en productos y minerales que los podemos vender al mejor postor porque son requeridos en todo el mundo, les permite toda clase de facilidades, y repatriación de capitales sin limite. Sin duda confeccionada por algún funcionario al servicio del capital extranjero.
- Una posición en Política Internacional de genuflexion ante el enemigo ingles que usurpa nuestro territorio; o de negociar individualmente con nuestras débiles economías latinoamericanas, como Milei propuso en el MERCOSUR, con las grandes potencias del mundo en inferioridad de condiciones.
En fin, podríamos seguir con cientos de medidas que afectan al País y su población, y que benefician al interés extranjero y a los "sospechosos de siempre" que Milei considera sus "héroes".
Entonces vale la pena preguntarse si esto es lo que quería la población, o es el programa de siempre de la casta que dice combatir. No creemos que este sea el sentido del voto popular, puede ser la canalización del descontento, pero no un voto a estas medidas y programa que revive lo peor de la casta en el gobierno.
Por eso Milei es la casta y su aparición obedece al fracaso de nuestra democracia.
LA DEMOCRACIA QUE PADECEMOS
Los argentinos debemos dejar de creer que el secuestro partidocrático de la voluntad popular es una democracia.
Hace años los ciudadanos de este país nos vemos obligados a votar opciones partidocráticas que han dejado de representar los ideales de sus fundadores. Un Radicalismo en franca disolución abandonó desde comienzos del siglo pasado el legado democrático y popular de Don Hipólito Yrigoyen, el Peronismo por su parte, muerto su conductor el Gral. Juan Domingo Perón, no pudo mantener con decisión sus banderas históricas y fue aggiornándose a los cambios que las potencias extranjeras le imprimían al mundo, ora liberal, ora progresista, perdiendo cada vez mas su base popular. Esto posibilitó que opciones decididamente antinacionales y antipopulares, como el PRO, llenaran esos vacíos y condujeran a nuevos fracasos, endeudamiento, y perdida de soberanía.
La partidocracia que alternadamente nos conduce, por este camino a la nada, identifica la política exclusivamente con la democracia formal, y las libertades constitucionales de los ciudadanos (de los ciudadanos de primera).
La democracia es una forma de gobierno para hacer política, no un fin en si misma. Puede haber política grande sin democracia ortodoxa, como lo demostró la Generación del 80' con Roca (que Milei nombra pero hace lo contrario), que uso el Estado para construir la Republica y consolidar el territorio nacional. Y puede haber democracia con una ominosa política de traición y entrega nacional como hemos padecido y estamos padeciendo.
No hay ejemplos en Occidente para seguir o copiar como pretenden algunos. En las llamadas democracias occidentales, la política esta secuestrada por las elites financieras que las van conduciendo a la desindustrialización y a la pérdida de los niveles de vida de otras épocas, mientras los países sancionados por tener gobiernos autoritarios y antidemocráticos crecen exponencialmente, y elevan el nivel de vida de su población.
Debemos los argentinos repensar nuestra democracia, si no queremos perecer en una lenta agonía. A nada nos conduce el sistema actual, solo a repetir errores del pasado.
Debemos imponer desde el seno de nuestras comunidades formas mas participativas que permitan reflejar en las leyes y actos de gobierno las necesidades reales de la población y de la Patria.
Es posible un País mejor, y una vida mejor, hay que romper la inercia paralizante.
Necesitamos nuevos "outsider" que salgan del seno del Pueblo consientes de sus necesidades, y no de la casta y a favor de los "sospechosos de siempre".
Nuestra descendencia merece el esfuerzo de esta generación en una patriada por la Recuperación Nacional.
Por
Horacio Paccazochi