
Opinión | 1 abr 2025
Colonialismo yanqui y los golpes de estado
Ariel Rolfo ✍️
Durante la segunda mitad del siglo XX, América Latina fue alguna vez una estrategia sistemática de intervención liderada por Estados Unidos. Bajo la fachada de la lucha contra el comunismo en el contexto de la Guerra Fría, se desplegó una arquitectura de dominación geopolítica que articuló golpes de Estado, dictaduras militares y reformas económicas neoliberales en toda la región. Este proceso no respondió a dinámicas locales aisladas, sino a una planificación integral que tuvo como eje la Doctrina de Seguridad Nacional (DSN).
De la contención al control: las doctrinas Truman, Eisenhower y la DSN
La política de contención del comunismo, esbozada por George Kennan e institucionalizada en las doctrinas Truman y Eisenhower, sentó las bases ideológicas para justificar la injerencia estadounidense en América Latina. En este marco, el DSN redefinió la seguridad no como defensa frente a amenazas externas, sino como represión del "enemigo interno", es decir, sindicatos, partidos populares, movimientos sociales, estudiantes y sectores críticos del orden establecido.
La DSN no fue solo una doctrina militar. Se trató de un proyecto político, económico y cultural que propició la militarización del poder, el desmantelamiento de los Estados de bienestar, la implantación del neoliberalismo y la colonización cultural.
La Escuela de las Américas y la ingeniería represiva.
Miles de oficiales latinoamericanos fueron formados en la Escuela de las Américas, donde se los adoctrinó en técnicas de contrainsurgencia, tortura y represión. Manuales como el FM 31-15 y el Manual de Guerra No Convencional instruían en la eliminación del enemigo ideológico bajo criterios de “seguridad nacional”. Esta formación constituyó la columna vertebral de las dictaduras del Cono Sur, cuyas violaciones sistemáticas a los derechos humanos están hoy documentadas ampliamente.
Golpes paradigmáticos: Brasil, Chile y Argentina
Brasil (1964) fue el primer laboratorio: el derrocamiento de João Goulart contó con apoyo logístico estadounidense (Operación Brother Sam) y abrió paso a una dictadura de 21 años. La DSN se aplicó a través de censura, represión y políticas de modernización autoritaria.
Chile (1973) representó el experimento neoliberal por excelencia. El golpe contra Salvador Allende, con respaldo de la CIA, derivó en la dictadura de Augusto Pinochet, donde los “Chicago Boys” implementaron un modelo económico de shock bajo tutela de EE.UU.
Argentina (1976) llevó la DSN a su forma más brutal. Con el respaldo de Washington y sus aliados locales, se ejecutó un plan sistemático de represión, desaparición forzada y reestructuración económica. La dictadura impuso reformas de mercado que beneficiaron al capital transnacional y destruyeron la industria nacional y el tejido social.
Ejes del dominio: represión, deuda y colonización cultural
El modelo implantado en América Latina durante las dictaduras no habría sido viable en democracia. La represión estatal posibilitó aplicar reformas estructurales regresivas que impusieron endeudamiento externo, desindustrialización y pauperización social. A la vez, se promovió una colonización cultural orientada al consumo, el individualismo y el americano way of life.
Think tanks como la Heritage Foundation o el Cato Institute, fundaciones como Ford y Rockefeller, y universidades como Chicago, Harvard y el MIT funcionaron como usinas ideológicas y logísticas del nuevo orden continental.
Estados Unidos como actor responsable
La responsabilidad de EE.UU. no es solo política o moral: los documentos desclasificados y tratados internacionales permiten sostener que hubo responsabilidad jurídica internacional por complicidad en crímenes de lesa humanidad, tortura y desapariciones forzadas. La promoción de la DSN, el financiamiento de dictaduras y la coordinación represiva mediante la Operación Cóndor configuran un entramado de intervención sistemática.
Conclusión: entre la memoria y la soberanía
La historia de los golpes de Estado en América Latina durante la Guerra Fría revela un patrón estructurado de intervención imperial. La DSN fue el instrumento doctrinal de ese proceso. Hoy, la recuperación de la memoria, la exigencia de justicia y la defensa de la soberanía siguen siendo tareas pendientes en un continente donde las consecuencias del colonialismo geopolítico aún persisten.


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