Análisis | 3 dic 2019
Entrevista a Eduardo Lualdi
Latinoamérica cruje: ¿un nuevo Plan Cóndor se cierne sobre ella?
A comienzos de 2019, el ex presidente ecuatoriano, Rafael Correa, advirtió sobre el avance de un Plan Cóndor II tras las sucesivas victorias electorales de gobiernos de centro derecha en Latinoamérica. “Con esta avalancha reaccionaria, con este nuevo ‘plan Cóndor dos’ ya no se respeta nada, no hay límites ni escrúpulos. Se rompe la democracia, se rompe el orden constitucional, se rompen los derechos humanos”, dijo el ex mandatario, anticipando así lo que se concretaría meses más tarde en distintos países de la Región.
Pero, ¿qué fue el Plan Cóndor I? “Desde el punto de vista histórico, existe un largo proceso que se inicia con la derrota de Alemania en el 45´, un tiempo de luchas por la independencia nacional y un gran proceso anticolonialista en todo el mundo”, recuerda el director y editor de la revista “Cuadernos para el encuentro de una nueva huella argentina”, integrante del Foro Patriótico Popular y del Instituto de Estudios Nacionales, Eduardo Mariano Lualdi, en diálogo con Pal’Sur.
En este contexto, en América, se sucedió la caída de Batista en 1959, y la dictadura que el representó. Más tarde, en los 70´ es derrotado EEUU en Camboya y Vietnam; “una victoria que marca la declinación de esa potencia como hegemónica, y la ascensión de Rusia, disputando los lugares claves para el despliegue militar y la obtención de recursos naturales”, señaló Lualdi.
Durante los 70´ y 80´ hubo un proceso que revierte esta situación, y se suceden en América Latina crueles y sanguinarios golpes de Estado. Y a esto fue a lo que se le llamó `Plan Condor´.
“Desde el punto de vista doctrinario, el Plan Cóndor tiene su antecedente en la Conferencia de las Américas del 60’ que sintetizó lo que se llamó Doctrina de la Seguridad Nacional. El documento Santa Fe, en sus versiones I, II, III y IV, que define las nuevas amenazas: terrorismo, narco-terrorismo, narcotráfico, y problemas étnicos y religiosos, es, para a mí entender, la versión de la doctrina de seguridad nacional en el siglo XXI. Todos problemas que las potencias dominantes toman para extremarlos y provocar enfrentamiento en las naciones, utilizándolas para hacer pie o consolidar posiciones, y de esa manera poder lograr sus intereses”, explicó el historiador.
La diferencia, para Lualdi, de lo que ocurre hoy con el conocido Plan Cóndor, es que aquel fue corona de una sucesión de golpes de Estado que cerraban un proceso que puso límites a las reivindicaciones políticas y sociales. “Ahora, lo que me parece que predomina, es el enfrentamiento a las políticas de ajuste y entrega, que acarrean hambre, desocupación y muchos otros problemas. Y eso es lo que se puede ver en los alzamientos populares en Honduras, Puerto Rico, Ecuador, Chile, incluso la derrota de Macri se inscribe en este razonamiento”.
En el medio de todo esto, se concretó el golpe en Bolivia a manos de grupos racistas, que pusieron fin al gobierno de Evo Morales, hoy exiliado y refugiado en México.
Al respecto, el escritor recordó que “cuando se dio el golpe en Argentina faltaban seis meses para el proceso electoral, y esto claramente fue porque sabían que la vía electoral no los iba a dar ganadores. Existe un claro mensaje, en lo sucedido en Bolivia, a todos los pueblos de América Latina”.
Para Lualdi, Estados Unidos entiende que América tiene que ser su patio trasero y por lo tanto como objetivo estratégico debe liquidar el triángulo que conforman Nicaragua, Cuba y Venezuela que tienen el respaldo de China y Rusia.
Si bien “Bolivia no tiene ese peso estratégico, sí tiene influencia en la presión sobre Argentina en la disputa de un recurso estratégico tan importante como el Litio”, e incluso era necesario “terminar con un movimiento y un país que era clara e indiscutidamente exitoso desde el punto de vista del desarrollo económico y que había realizado importantes reformas que favorecían a la mayoría de la población”.
“En un proceso continental que abarca la lucha de una multiplicidad de pueblos en el marco de una creciente disputa mundial por el control de zonas y áreas estratégicas, EEUU busca consolidar como patio trasero América Latina, algo que los que los pueblos nunca aceptaron y, por otro lado, las disputas de otras potencias, como ser China y Rusia en la región”, puntualizó Lualdi.
En este sentido, un ejemplo claro es que “China que tiene mucho interés de establecer una base en San Juan, y eso es algo que no nos conviene porque nos involucra en la disputa de las grandes potencias. Siembre fuimos carne de cañón y nunca vamos a obtener nada bueno de este tipo de cosas. El problema no es cambiar de collar, sino dejar de ser perro”.
“Hoy vivimos en un auge de luchas. Por lo tanto pueden haber fracasos temporales, pero esta historia no está escrita, sino que se está escribiendo y la están escribiendo los jóvenes. Es un proceso muy valioso”, consideró el director de la revista Cuadernos.
Frente a este contexto, el presidente electo Alberto Fernández deberá enfrentarse al desafío de gobernar ante un contexto más que complejo. “En los hechos, tuvo una actitud positiva ante golpe de Bolivia, en la que no anduvo con medias tintas, y junto con López Obrador le salvaron la vida a Evo, y eso desde el punto de vista de la política hacia América es un dato positivo. Incluso, puede ser un hecho de gobierno”, señaló Lualdi.
En esta línea, destacó que “Alberto puso sobre la mesa el problema del hambre que Macri ha negado e implemento un programa contra este flagelo que se extendió. La pobreza es mucho más alta de lo que dicen”.
“Con el tema deuda, Alberto tiene una cuestión compleja, Argentina no puede pagar la deuda, es un delirio. Es una deuda impagable, excepto que se decida sumir en el hambre en vez de 20 millones a 30 millones. Si no terminamos con ciertas ataduras no te van a dejar levantar cabeza”, concluyó Lualdi.
Por último explicó que “hoy estamos en un proceso continental que enfrenta las políticas de ajuste, hambre y entrega, a la vez que también existe una disputa por el control de América: y eso puede abarcar un periodo temporal interesante de una historia que se está escribiendo”, aseveró el escritor. “Si uno cuenta desde la primera revolución en América del sur que es la de Chuquisaca el 25 de Mayo de 1809, hasta el último combate que fue la reconquista de la isla Chiloé en 1826, estamos hablando de 17 años de lucha por la independencia”.