Soberanía | 7 mar 2020
antartida
Por qué convertir a Tierra del Fuego en un centro científico geoestratégico
Días atrás, el senador nacional por Tierra del Fuego, Matías Rodríguez, presentó tres proyectos de ley para convertir a la Provincia en un punto geoestratégico en materia de política nacional antártica.
Se trata de la creación del Polo Científico, el Polo Logístico y el establecimiento de Ushuaia como sede principal del Instituto Antártico Argentino, organismo que supo estar a cargo de Mariano Mémolli.
“Estoy absolutamente de acuerdo con estas tres leyes. En lo personal, se impulsó algo parecido, de unificar una sede en la provincia de Tierra del Fuego que nucleara los organismos a través de un directorio con representantes de la provincia. Esto también es parte de un proyecto similar, por eso el aval absoluto a lo que plantea el senador, el Instituto Antártico tiene que tener un domicilio legal en Tierra del Fuego, para ir haciendo un traspaso de las personas de manera ordenada, entendiendo que va a haber mucha participación de organismos científicos de todo el país”.
“Por eso también este gran apoyo al proyecto de Polo Científico Antártico, que va a nuclear esto y va a permitir a terceros países, con institutos antárticos, el trabajar en conjunto con Argentina en una sede fueguina. Me parecen absolutamente brillantes y estratégicos esos proyectos”, señaló Mémolli en diálogo con Pal’Sur.
En este contexto, el especialista en asuntos antárticos aseguró: “Está llegando con mucho retraso, pero al fin hay una voluntad política y se alinearon los planetas en tener un polo logístico en Tierra del Fuego. Río Grande también tiene que tener su participación, ya que tiene un potencial para desarrollar muy importante en logística pesada. Es algo estratégico que se tenga una visión completa de la Provincia para poder establecer estos centros. Y llevaría a que las autoridades se instalen en Tierra del Fuego”.
“Si queremos un país federal, tenemos que empezar a desconcentrar los organismos de Buenos Aires. Se pueden hacer videconferencias, los celulares funcionan muy bien, hay buena conexión aérea con Buenos Aires. No veo la razón por la que todo tenga que estar metido en Buenos Aires y no se pueda conducir desde Tierra del Fuego. Hay que ser más creativos y tener la decisión de pensar que el sur está arriba, de sur a norte y no que las cosas vengan de norte a sur”, añadió Mémolli a este medio.
Por otra parte, el exdirector del Instituto Antártico Argentino cuestionó las políticas llevadas adelante por el gobierno de Mauricio Macri en materia de soberanía. “Se dejó de lado la mirada nacional soberana en las políticas exteriores para Antártida, Malvinas y Atlántico Sur, atacando el corazón de los argentinos, porque es la provincia de los fueguinos la que tiene el conflicto más grande”, consideró el especialista.
Y añadió: “Se dejó de lado la ciencia, la representación en los foros nacionales y, por interés de algún cargo, alguna prebenda en los foros internacionales, se fue más laxo en los reclamos soberanos. Esta política de entrega, del acuerdo Foradori-Duncan, los convenios ilegítimos e ilegales con instituciones británicas, además de la presencia de funcionarios del Gobierno ilegal e ilegítimo de Malvinas en los actos oficiales de Argentina y que no pasara nada; el ninguneo científico del Instituto Antártico Argentino, suspendiendo su relación –que era muy importante- en esos momentos a nivel nacional e internacional. Prácticamente no hubo proyectos con la UNTDF”.
“La gestión ha sido muy mala. Hay que recomponer eso. El estado de las bases argentinas es muy preocupante, porque por el bajo presupuesto hubo poco mantenimiento. La gestión ha sido nefasta, porque la deuda externa también condiciona las compras, lo que pueda hacerse a nivel científico, en inversión para la soberanía. Fueron políticas concadenadas que nos ponen a reconstruir una situación que es peor que la de 2003”, expresó Mémolli.
Para el especialista, algunas de las políticas adoptadas por el gobierno de Juntos por el Cambio se hicieron adrede, “porque lo que estaba en juego era la soberanía de terceras potencias. Le veníamos complicando las cosas a Gran Bretaña y ellos presionaron para que bajemos los decibeles; sumado a los libres pensadores útiles al cipayismo burgués que quieren colaborar por un canapé y abren las puertas de un avión en vuelo”.
“Soy optimista, creo que hay una voluntad de arriba hacia abajo, y de abajo hacia arriba. Muchos tendrían que aprender esta lección que hemos vivido en los últimos años para que no vuelva a ocurrir”, concluyó.