martes 10 de diciembre de 2024 - Edición Nº2197

Soberanía | 13 jun 2022

MGTR. CARLOS ANDRÉS ORTIZ

🇦🇷 Argentina amenazada por el mapuchismo separatista y la progresía apátrida


Argentina se encuentra bajo constantes ataques y presiones de grupos fundamentalistas, cuyos libretos evidencian estar dictados desde centros del poder del extranjero, que operan de mínima para sumirnos en el subdesarrollo crónico, y de máxima para perpetrar la balcanización, el desguace de nuestro país, en varios mini Estados irrelevantes y enfrentados entre sí.

 

Particularmente activos y nocivos, son los grupos fundamentalistas del ecologismo cavernario*, y los que promueven el ultra indigenismo. Los primeros -los ecologistas cavernarios-, se desentienden de toda idea de soberanía nacional, y son activos promotores del subdesarrollo crónico; mientras que los segundos -los ultras indigenistas-, operan clara y abiertamente en contra de la Unidad Nacional, utilizando banderas extrañas a nuestro Ser Nacional y declarándose abierta y agresivamente opuestos a la soberanía nacional en nuestro propio territorio.

 

En el caso de los ultras indigenistas, además del accionar corrosivo de sectores de las “progresías”, cargadas de dogmas mal digeridos y nada analizados, se perciben los roles de algunos operadores de la antipatria, que al amparo de supuestas y mal entendidas “amplitudes conceptuales”, justifican e incluso promueven todo tipo de acciones, claramente opuestas a la soberanía nacional, a la vez que son instigadores de la fragmentación territorial, basándose en supuestos “derechos” de falaces “originarios”, que con libretos foráneos buscan crear inventados Estados, cercenando territorios y derechos correspondientes al Estado Nacional Argentino.

 

Desde ya que el concepto de “originarios” carece de toda fundamentación, pues la ciencia es coincidente en afirmar que los pobladores locales preexistentes a la llegada de los europeos, son descendientes de poblaciones asiáticas y/o de islas del Pacífico, que azarosamente emigraron a nuestro continente.

 

O sea, acá no hay “originarios”, sino en todo caso, “preexistentes”… pero claro, el concepto de “originario” suena lindo, y por eso lo buscan imponer algunos antropólogos, sociólogos y otros, que claramente perdieron el rumbo de Lo Nacional, el cual debe guiar a todo buen argentino, sin racismos ni clasismos, pero tampoco permeables a doctrinas edulcoradas o violentas que terminan fomentando el odio y el divisionismo, como lo es el ultra indigenismo, que promueve una suerte de racismo inverso, de odio al blanco y a lo argentino.

 

Respecto a las “progresías”, en realidad son la otra cara de la misma moneda anti argentina, pues terminan siendo funcionales a las mismas ideas apátridas que promueven y apañan las oligarquías y los delincuentes de guante blanco; las oligarquías cargadas de egoísmos excluyentes, con aditivos de clasismo cerrado y racismo nada disimulado; los delincuentes de las finanzas y las intermediaciones, cerrados en defender y promover sus negociados y las fugas de capitales; y que de última también operan para desguazar a Argentina, como el precedente gobierno neoliberal del 2015-2019.

 

Las “progresías” tienen componentes de sectores medios y altos, con mucho tiempo libre y poca o nula dedicación a sus formaciones personales, faltos de ideales y objetivos superiores en sus huecas vidas, pretenden llenar eso con consignas pegajosas que aceptan gustosos sin analizar que terminan siendo marionetas al servicio de intereses impresentables, ocultos tras densas fachadas de falsos “objetivos superiores en defensa del mundo”.

 

Pero también las progresías nuclean a “viudos del marxismo”, que como tales son “bastante flojitos” en la defensa de Lo Nacional (el marxismo es doctrina internacionalista); siendo fervorosos ateístas, o peor aún, agresivos antiteos, que particularmente odian a la Iglesia Católica, con lo cual son muy funcionales a los mandatos anglosajones, a quienes dicen detestar por “capitalistas” o “imperialistas”. 

 

Dentro de esos “mandatos” (operatorias) del poder anglosajón, el Informe Rockefeller, de 1969, evidencia estar en plena vigencia. En dicho informe, se analizó que los fuertes lazos culturales que unen a Íbero América y nos unifican frente al poder agresivo de los gringos del norte, existen tres sólidos pilares básicos, sobre los cuales operan para mantenernos como dóciles subordinados del “patio trasero”.

 

Esos tres pilares culturales que nos unen a los íberos americanos, son: historia, lengua y religión en común, todo lo cual los poderes foráneos se empeñan en degradar. No son casuales los constantes ataques a la Iglesia Católica y las promociones a sectas y otros grupos religiosos que tanto proliferaron. A esas políticas destructivas e instigadoras de odios irreconciliables, son funcionales los “progres” que fomentan el anticatolicismo violento que practican algunos grupos vinculados o asociados al mapuchismo separatista.

 

Siendo en general poco adeptos a fundamentar sus “principios de acciones”, ciertos “progres” tienden a aceptar todo lo que parezca “disruptivamente progresista” -mucho más si responden a enrevesados conceptos elaborados por intelectuales funcionales a los poderes extranjeros, como el anarquista Bayer-, por lo que es raro que cuestionen los mandatos impuestos sutilmente desde los centros del poder mundial (del Atlantismo), por lo que esas “progresías” son en muchos casos fácilmente manipulables como fuerzas de choque o instigadores al servicio del apátrida ultra indigenismo.

 

No es casual todo el conjunto de presiones diversas, que buscan instalar el mapuchismo como doctrina avasallante del Ser Nacional Argentino, pues el libreto con el que operan evidencia las claras trazas del apéndice del MI6 (servicio secreto británico), que evidencia ser la amañada ONG Mapuche Nation, con sede en Bristol, Gran Bretaña*; cuyo accionar constituye una clara intromisión foránea en cuestiones que atañen única y exclusivamente a los argentinos.

 

Más allá de un presidente y algunos “asesores” o coadyuvantes de rasgos y nombres claramente indígenas (o “preexistentes”), la ONG británica Mapuche Nation está formada básicamente por británicos, que con la excusa de los “derechos humanos” o similares, practican el descarado intervencionismo, agrediendo de hecho en forma grosera las soberanías de Argentina y Chile, pues buscan prefabricar el Estado de la Araucania y Patagonia*, cercenando nuestros territorios.

 

Es ni más ni menos, que una nueva versión de la vieja fórmula británica “divide y reinarás”, que fue el eje troncal de sus manejos exteriores.

 

Este no es un tema menor ni de tipo baladí, es una operatoria particularmente peligrosa, que no solo fue aplicada acá, siempre con agentes locales al servicio de “su graciosa majestad”, como lo fueron personajes nefastos, como Rivadavia y Mitre, sino que se sigue aplicando, para fomentar odios insalvables e inmanejables, con los que promueven y perpetúan divisiones de Estados. 

 

Así lo hicieron en Yugoeslavia -con el total apoyo incluso bélico de la OTAN-, lo están perpetrando en la muy pobre pero geopolíticamente importante región del Cuerno de África, y lo fomentan en otros diversos puntos del empobrecido continente africano. 

 

Lo mismo buscaron hacer para dividir Bolivia, y hubo frustradas operatorias similares para balcanizar y debilitar tanto a China como a Rusia; los dos “problemas insolubles” que se oponen a los dictados de globalización salvaje que quieren imponer las Potencias Atlantistas*, y dentro de ellas, particularmente las potencias anglosajonas, situadas a ambos lados del Atlántico.

 

De los dos lados de la cordillera, en Argentina y Chile, grupos violentos identificados con los mandatos separatistas mapuches, perpetraron numerosas agresiones a pobladores y sus propiedades, aplicando particular saña contra iglesias católicas, e incluso atacando a fuerzas de seguridad.

 

El Estado chileno parece tener muy en claro que esa ideología separatista y las acciones violentas que perpetran los ultra indigenistas mapuches, son totalmente inadmisibles, y actúan para ponerle coto.

 

Pero en Argentina, más allá de la violencia desenfrenada como metodología represiva del neoliberalismo (aplicada con saña contra obreros en huelga, contra manifestaciones pacíficas, contra jubilados, docentes, etc., y también en el sonado “caso Maldonado”), están sucediendo hechos más que lamentables y totalmente inadmisibles, como los apoyos de la Universidad Nacional del Comahue* a las acciones separatistas del mapuchismo extremo, y la acción judicial que dictaminó que una valiosa y muy necesaria propiedad del Ejército para entrenamiento, en Bariloche, deba ser cedida a los mapuches. ¡Esos son hechos aberrantes, y ante la cómplice pasividad de muchos, pretenden instalar el acostumbramiento al pisoteo de la soberanía y los valores superiores de la argentinidad!

 

Todo eso opera en sincronización con expresiones de vergonzoso entreguismo de soberanía, manifestadas públicamente por “intelectuales” del gorilismo oligárquico, ex funcionarios y economistas neoliberales, y otros personeros de la antipatria, en general nucleados en sectores neoliberales; pero también con extensiones o ramificaciones en las antípodas de aquellos.

 

Para completar el cuadro de degradación de principios patrióticos y de ataques al Ser Nacional, algunas expresiones de voceros (de civil) de los uniformados, demuestran seguir sumidos en las profundas confusiones y faltas de fundamentaciones coherentes, que parecen seguir imperando en muchos uniformados, con lo que el tremendismo al que suelen sumarse produce rechazo y termina siendo funcional a los que promueven el desguace nacional.

 

Sus discursos y llamamientos, que deberían centrarse en la Unidad y Defensa de Lo Nacional, están en muchos casos impregnados del odio y el cerrado clasismo oligárquico que caracteriza a los asesinos fusiladores de 1955-1956, y a los violentos destructores de Argentina de 1976.

 

Muchos parecería que siguen adhiriendo a nefastos y dogmáticos postulados de la nefasta ideología procesera que nos embretó en el neoliberalismo; creyéndose con eso “muy patriotas”, siendo que solo demuestran ser confusos patrioteros de bandera.

Con esos discursos y acciones, terminan provocando rechazos a posturas que deberían estar impregnadas de sano patriotismo, con lo que son funcionales al separatismo mapuchista.

 

Como tales, esos patrioteros terminan siempre operando en contra de los Intereses Nacionales, pues les inculcaron desprecio a todo lo Estatal (no dándose cuenta que ellos son simples empleados públicos de uniforme). 

 

Con esas gruesas confusiones, se posicionan a favor de los expoliadores que lucran a costa del patrimonio nacional, como los personeros del neoliberalismo y  como sucedió por caso, en el sonado caso Vicentín, en el cual los “mensajitos” que enviaban a “la tropa” (vi uno de ellos, que sobradoramente me mostró un “retirado”) se enrolaban en la supuesta “defensa de la propiedad privada”, siendo que de hecho operaron a favor de los que estafaron al Banco Nación (nuestro Banco), y a muchos pequeños productores agrícolas.

 

Y en los Institutos Militares parecería que siguen inculcando el “pensamiento correcto” de antiperonismo visceral, de un “apoliticismo” fofo y mendaz, con apoyo ciego a los nocivos dogmas del liberalismo económico; además de las falencias en áreas esenciales del conocimiento de la Defensa, como Historia, Economía y Geopolítica.

 

En todo ese aquelarre, los Valores y Principios Nacionales, parecen relegados al arcón del olvido, o peor, despreciados, excepto honrosos casos de excepciones, uno de los cuales fue mi gran maestro en Geopolítica, el General Guglialmelli, patriota a carta cabal y persona de notables conocimientos. 

 

            ¡Muy preocupante cuadro de situación!

 

MGTR. CARLOS ANDRÉS ORTIZ

Analista de Temas Económicos y Geopolíticos

http://caoenergia.blogspot.com.ar

OPINÁ, DEJÁ TU COMENTARIO:
RELACIONADAS
MÁS NOTICIAS