sábado 27 de abril de 2024 - Edición Nº1970

Análisis | 30 oct 2022

Jorge Alegrechy

💡 Coyuntura energética mundial, nuestra oportunidad


La crisis energética que está atravesando el mundo, desatada por la guerra entre Rusia y Ucrania, podrían tener efectos positivos para la economía argentina.

 

Con el potencial energético que posee Argentina, con el yacimiento de Vaca Muerta en  Neuquén*, los yacimientos offshore en el mar argentino* y la explotación del litio, es el momento de aprovechar la coyuntura; autoabastecerse y destinar un importante saldo a la exportación a un mundo necesitado de energía.

 

Entre Argentina, Chile y Bolivia se encuentra más del 80% de las reservas mundiales de litio*, conforman el denominado “triángulo del Litio”, por lo tanto, es necesario armar una suerte de “OPEP del Litio”, y determinar políticas concretas en fijación de precios, buenas prácticas en la producción internacional que contribuyan a impulsar el entramado productivo con los objetivos de generar crecimiento, empleo y desarrollo.

 

Argentina ocupa el cuarto lugar de explotación de este mineral, detrás de Australia, Chile y China, con un gran crecimiento en los últimos años, e incrementando las reservas detectadas. Hay que explotar este mineral porque es un componente prácticamente irremplazable para las baterías que usan los celulares, notebooks, tablets, transporte eléctrico, entre otros, y almacena la energía renovable que ira reemplazando a la producida por combustión fósil.

 

La oportunidad hay que aprovecharla, no solo por el litio, sino en el conocimiento y en la capacidad de producción de las baterías que utilizan el litio* como materia prima. Es clave participar en la cadena productiva y en el agregado de valor, que permita el desarrollo de nuestro país y no repetir el modelo histórico de ser exportador de materias primas.

 

A los grandes números de la producción en Vaca Muerta, donde se siguen batiendo récords, es esencial avanzar en las actividades costa afuera, como el pozo Argerich-I a 300 km de la costa de Mar del Plata*. El offshore presentará un impacto en la cadena de valor productiva, una gran oportunidad en el desarrollo energético y económico, y  por el beneficio para  proveedores de la ciudad balnearia y zona de influencia.

 

El pozo Argerich-I será realizado por YPF, Shell y la noruega Equiror, líder mundial en yacimientos offshore, con los más altos estándares ambientales; recordemos que la exploración offshore no es nueva en la Argentina, se han hecho más de 180 pozos sin incidentes ambientales registrados en más de cinco décadas de experiencias exitosas. Necesitamos más exploración offshore en nuestro país y pozos como el Argerich-I.

 

La tendencia parece irreversible, aumenta el uso de las energías renovables y los autos eléctricos, y por otro lado disminuye la utilización de hidrocarburos que generan consecuencias graves para el medio ambiente y el calentamiento global.

 

Los hidrocarburos serán reemplazados paulatinamente a lo largo del tiempo en una transición energética de al menos 3 décadas, y es lo que nuestro país deberá aprovechar, como se dijo, para autoabastecerse y exportar el saldo que será mayúsculo.

 

En el camino al ansiado autoabastecimiento energético argentino, las offshore se encuentran en la mira de los ambientalistas*, que son los mismos que se opusieron vehementemente a Vaca Muerta, y si este invierno no hubiésemos tenido el gas del yacimiento neuquino, hubiera sido imposible importarlo a valores astronómicos, a causa de la guerra. Piden que el desarrollo de hidrocarburos se realice hacia modelos sustentables, ante esto hay que hacer un cuidadoso análisis de las alternativas sin desechar los métodos presentes que son el motor económico de la Nación. Recordemos que sin energía no hay desarrollo.

 

La transición energética atraviesa en forma transversal el cuidado del medio ambiente, pero también debe garantizar el trabajo de miles de trabajadores, tanto en el corto como en el largo plazo.

 

Con Vaca Muerta, las offshore y el litio tenemos la oportunidad para generar las condiciones de soberanía energética, obtener divisas para nuestro país y crear miles de empleos. No la podemos desaprovechar.

 

Minería, oportunidad para Argentina

 

La minería, como la energía, se presenta como la gran oportunidad para el despegue de la Argentina. Es cuestión que los gobiernos vean la ventana de oportunidades que da el mundo y actúen con responsabilidad y patriotismo.

 

La Cordillera de los Andes es compartida con Chile, siendo el límite natural entre ambos países, y vemos como del lado chileno la explotación minera es inmensa*; el Estado chileno pone las reglas de explotación de los recursos mineros existentes, que constituye una de las más importantes entradas de divisas al país trasandino.

 

La cantidad de empresas mineras, proveedores nacionales y extranjeros, empresas automotrices y de maquinarias para la industria minera que se hicieron presentes con stands en la “IX Exposición Internacional San Juan 2022, Factor de desarrollo de la minería argentina”* es la elocuencia con que se mira a la Argentina para la explotación de sus riquezas minerales.

 

Se pudo apreciar la unión de pequeños, medianos y grandes proveedores para analizar, junto a empresas mineras, funcionarios y actores estratégicos, las posibilidades de crecimiento de la minería que existen en la región cuyana, como así también en la Patagonia y en el norte y centro del país.

 

La explotación minera requiere de la inversión de mucho capital, por eso son empresas multinacionales las que aparecen en el horizonte del panorama minero argentino. No se ven hasta el momento capitales argentinos que quieran intervenir en la minería nacional de envergadura. Las minas en explotación, en factibilidad y las proyectadas en el país, las llevan a cabo empresas extranjeras.

 

El potencial geológico y la política minera local posicionan al país en un estadio estratégico de cara a convertirse en oferente de ciertos minerales determinantes a la transición hacia la descarbonización global.

 

La minería abre nuevas oportunidades para el país, pudiendo materializar ingresos genuinos y la generación de empleo calificado en zonas geográficamente complejas, sumado a un mayor desarrollo local y crecimiento económico regional, avances en materia de infraestructura y nuevos proveedores y formación de profesionales.

 

A pesar de la “mala prensa”, en el país se construye una minería posible que se sostiene sobre los pilares fundamentales del cuidado ambiental, la participación de la comunidad, una equitativa distribución de la renta y un Estado presente.

 

Llegó la hora de naturalizar que la actividad minera constituye una oportunidad única para el desarrollo de las zonas no comprendidas en la pampa húmeda. No se trata de minería si o minería no, sino de impulsar este sector de manera responsable y sostenible. La Argentina no puede renunciar a los beneficios de su industria extractiva, y reconocer la capacidad que puede tener la minería como motor industrial, pero, sin perder de vista los tres ejes de control: el control económico, el control social y el control ambiental.

 

Oro, plata, uranio, cales, son segmentos clave para la minería argentina; pero el cobre y el litio son los principales exponentes para un mundo que tiene la necesidad de reducir las emisiones y la inclinación hacia sistemas libres de combustiones fósiles, en busca de alcanzar las metas climáticas fijadas a partir de un amplio consenso global; esto se ha vuelto una tendencia irrefrenable que requerirá cada vez mayores cantidades de estos minerales.     

 

Ante la situación económica actual, la minería es uno de los sectores productivos claves en la captación de divisas junto al agro, los hidrocarburos y la economía del conocimiento. Una oportunidad para Argentina.

 

Jorge Alegrechy

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