Opinión | 5 dic 2022
NUEVO MUNDO MULTIPOLAR (1° Parte)
🌐 DESGLOBALIZACIÓN: del Consenso de Washington al de Cornualles
Durante los últimos 40 años, los acuerdos internacionales se han regido por lo que se conoce como el Consenso de Washington*, que a partir de los años 90 fue promovido por la élite globalista occidental en el que los políticos internacionales privilegiaron una visión neoliberal a ultranza.
En términos generales, el ideario económico apostaba a la globalización cimentada en un conjunto de políticas económicas, que incluían la reducción del déficit fiscal por la vía del gasto, la disminución de la progresividad impositiva, la privatización de las empresas públicas, la liberalización internacional del comercio y los mercados de capitales, la facilitación de la inversión extranjera y la desregulación de los mercados laborales.
En el contexto, las Elites Económicas y las empresas multinacionales eran los actores privilegiados independientes que competían entre sí, sin la participación del Estado y muchas veces en detrimento de este y sus pueblos.
Recientemente en Junio de 2021 el Consenso de Cornualles*, que fue desarrollado en respuesta a la pandemia mundial por el Panel de Resiliencia Económica del G7, en el mismo se propuso poner fin a la liberalización del comercio como un fin en sí mismo; usar la inversión pública y un libro de reglas reescrito para dar forma y crear mercados, y desplegar el poder de las instituciones multilaterales como así también de los gobiernos para que sirvan como control de las corporaciones multinacionales en una variedad de áreas.
El Consenso de Cornualles propone una renovada asociación entre el gobierno de los países centrales, sus elites y las empresas para enfrentar los grandes desafíos sociales del momento como la pandemia, el cambio climático pero también la desigualdad social, la precariedad laboral, la desarticulación del sistema productivo de los países centrales provocada por la globalización y la competencia con China*.
El Consenso de Washington “minimizó el papel del Estado en la economía y presionó a favor de una agresiva agenda de libre mercado, desregulación, privatización y liberalización comercial”. El Consenso de Cornualles aparece ahora como “un nuevo contrato social internacional”, “una relación radicalmente distinta en la que el Estado coordinaría asociaciones público-privadas para crear una economía resiliente, sostenible y equitativa”. Estamos en el punto de inflexión de un cambio de paradigma ya que el Estado en lugar de ser prescindente como actor económico y efectuar “correcciones reactivas sobre las fallas de mercado”, el Estado ahora actuaría de modo proactivo “creando los tipos de mercados que necesitamos”.
Ante el nuevo panorama internacional el consenso de la élite occidental finalmente ha cambiado, ya hay un enfoque alternativo que está comenzando a echar raíces.
Ejemplo de ello es por ejemplo lo que ocurrió en el último encuentro del Foro Económico de Davos de 2022* donde se propuso la importancia para los países o los bloques de tener cadenas logísticas confiables y “repatriar” la producción o instalarla en países confiables (Near-Shoring).
Atrás quedaron aquellos días en que todos parecían estar trabajando para un mundo globalizado sin fronteras; de repente, todos reconocen que las fronteras nacionales son esenciales para el desarrollo económico y la seguridad.
El nuevo conjunto de políticas propuestas implica que las reglas de larga data del sistema de comercio librecambista internacional del mundo unipolar globalizado se quebrarán o se romperán, las nuevas reglas para el siglo XXI respetan los intereses de las elites económicas y las corporaciones multinacionales pero con un reordenamiento geopolítico y geoeconómico más integral, más estable y más seguro para el Bloque Atlantista* dentro del contexto multipolar que inexorablemente se consolida con el paso del tiempo.
Dentro de este reordenamiento geopolítico y geoeconómico que se pretende realizar a escala global desde el Bloque Atlantista conducido por el Estado Profundo Anglo-Yanqui seguirán existiendo países centrales y países periféricos o coloniales, por lo que es importante para los países periféricos como la argentina no escuchar los cantos de sirenas renovados que surgirán de esta nueva cara del Imperialismo necesitado de asegurarse cadenas logísticas o mercados de consumidores en el nuevo mundo multipolar.
Será inteligente también aprovechar la coyuntura* para generar los relacionamientos que sean más convenientes para nosotros con los bloques en gestación y que junto con los aliados regionales que lo posibiliten generar una instancia supranacional de desarrollo, autonomía estratégica y soberanía regional que nos posibilite alcanzar en un futuro el destino de grandeza que merecen nuestros pueblos.